#RUIDO HORRIBLE
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forceofinfinitediscovery · 6 months ago
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Los bowís van apenas por su primera década y pasaron de ser inaudibles a ser monolitos destartalados de metal con motores que suenan tan fuerte que incluso bien adentro del museo se escucha cuando pasan.
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palabrasconcafe · 4 months ago
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Hace un calor horrible. De esos que sofocan, que vuelven pesada la noche y hacen que el tiempo se arrastre lento. Y encima, tú no estás. Veo la cama vacía, el espacio que solías ocupar y me haces una falta terrible. Entonces lo entiendo todo, con esa claridad que tiene la ausencia y susurro entre dientes: la soledad no es el silencio ni la falta de ruido, es no tenerte aquí, es saber que aunque el mundo siga girando, nada volverá a ser igual desde que tú no estás.
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secretosdeblackthornhall · 4 months ago
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THE LAST KING OF FAERIE ADELANTO
Durante el tour de Reaping King se dieron folletos de este adelanto 🖤
Por favor comparte esto con discreción. No debería hacer falta decirlo, pero todo esto pertenece a Cassandra Clare
CAPITULO DOS [un extracto]
En el sueño, Kit estaba en medio de la guerra.
No era la primera vez que él estaba en batalla. En Idris el había tenido que pelear en los Campos Impredecederos. Había visto hombres y mujeres, Cazadores de Sombras y Hambres lobos, brujos y fae, muriendo en el pasto cubierto de sangre. El escucho sus lamentos.
Pero esta guerra, la guerra del sueño, era diferente. Parecía tomar lugar en el fin del mundo.
Era una tierra devastada. Sin agua, sin tierra suave, ni árboles. Solamente tierra agrietada y desértica frente a Kit, por kilómetros y kilómetros, y la tierra estaba dispersa con cuerpos. No había sonido, ni viento, el único movimiento era un parpadeo de luz a la distancia.
Kit se movió hacia el en su estado de sueño. Él sabía que estaba soñando y estaba agradecido por ello. No pensaba que su mente despierta pudiera crear tal escena de desolación (charnel-house??); la arena estaba empapada con sangre, y en caso de que no fuera un sueño, estaba seguro, el hedor seria horrible.
Camino entre enormes rocas de granito, y entro a un espacio más pequeño, presionado entre dos altos acantilados. Allí estaba un hombre vestido de negro, con una capa negra y a su lado había una espada de plata, su hoja roja de sangre. A su alrededor se arremolinaba visiblemente la magia, hilos negros y grises que parecían encapsularlo y disolverse en el aire.
Su espalda estaba hacía Kit. Pero Kit lo conocía, con la certeza que es posible solo en sueños, que era ÉL. El que había causado todo esto, toda la muerte, todo el baño de sangre. La ira se elevó dentro de él. No podía deshacer tanta muerte, pero al menos podía terminar con este monstruo antes de que causara más destrucción.
— Date la vuelta —, dijo, su voz haciendo eco en las paredes de roca. — Date la vuelta y enfrentame.
El hombre se piso rígido y luego se dio la vuelta. Su capa obscura giraba a su alrededor como la magia; su cabello caía hasta sus hombros, y su rostro lleno de cicatrices estaba pálido.
Unos familiares ojos grises miraron a Kit
— Has venido—. Dijo Ty Blackthorn.
Kit se sentó jadeando, aferrándose a sus mantas. Su corazón acelerado, y el pánico parecía presionarlo, con miedo pesado y obscuro. Tambaleo su mano derecha salvajemente y conecto con su mesita de noche, enviando un disparo de dolor por su brazo. El dolor aclaro su cabeza. Kit arranco las sábanas enredadas lejos de su cuerpo, sus pijamas estaban atascadas en el por el sudor, y rodo fuera de la cama. Su cuarto estaba obscuro, pero había suficiente luz desde la ventana para que pudiera navegar por el espacio familiar. Cama, tocador, cortinas, carteles en las paredes. Estaba en su habitación en Cirenworth, no en una tierra desolada llena de cadáveres. No estaba en la batalla; no lo había estado durante años. Muchas cosas habían cambiado desde entonces.
— Pero no todo—, dijo una pequeña voz en la parte posterior de su cabeza —. Aun sueñas con Ty.
Kit le dijo a la pequeña voz en su cabeza que se callara, y fue a agarrar una chaqueta del gancho junto a la puerta. Pateó sus pies en un par de zapatillas, y casi azotó su salida del dormitorio antes de recordar que el ruido podría despertar a Mina. Cerró la puerta en silencio detrás de él.
No era la primera vez en que había tenido un sueño como este. Mientras Kit se abría paso por el pasillo que conducía a la escalera principal, recordó haberle contado a Jem sobre sus sueños problemáticos; Jem había respondido que muchos cazadores de sombras tenían pesadillas, y él había tenido las suyas propias cuando era joven, soñando con un Londres destruido, criaturas de metal y fuego mortales. Le había recordado a Kit que la destrucción de Londres no había llegado, y que esos sueños no eran profecías.
Pero eso sólo ayudó un poco en la oscuridad de la noche, cuando las sombras se cernían como una tela oscura y pesada. Kit se detuvo en la puerta de la habitación de Mina y miró dentro. Ella estaba dormida bajo su manta con patos, con el pulgar en la boca, y por un momento él se limitó a mirarla, permitiéndose sentir el amor protector que siempre experimentaba cuando estaba con Mina, y la disminución de la ansiedad que venía cuando veía que ella estaba bien.
Pero la inquietud lo alejó, pasó por la habitación de Jem y Tessa y bajó las escaleras. Salió por la puerta principal y se encontró afuera, en el aire primaveral. Era fresco y húmedo; Inglaterra era mucho más húmeda que Los Ángeles, donde había crecido y olía a tierra y pasto. Empezó a caminar por el jardín delantero, atento al fantasmal golden retriever que a veces lo acompañaba en sus paseos.
A lo lejos, al final del jardín, antes de que se convirtiera en un camino de tierra, podía ver el tenue resplandor de las barreras que protegían a Cirenworth. Que lo protegían a él. Si no fuera quien era, si viniera de un linaje diferente, si tuviera una herencia diferente, no habría peligro allí.
Kit a menudo deseaba haber nacido con otro nombre, con antepasados ​​diferentes. Sabía que por derecho había heredado una magia poderosa, que desafortunadamente no era muy útil cuando no sabías cómo usarla o ni siquiera para qué servía. Si fuera otra persona, ahora mismo estarían hablando de que fuera a la Academia de Cazadores de Sombras como Dru, pero esa nunca había sido una opción para él. Se sentía bastante mal por poner en peligro a su familia adoptiva. No estaba dispuesto a hacerlo con toda una escuela. Había llegado al pie del jardín, donde las barreras zumbaban, emitiendo su tenue resplandor. Más allá de ellos había un camino rural y otro prado, salpicado de bosquecillos de árboles. Kit había caminado por allí con bastante frecuencia, pero no de noche. No solo. Por mucho que quisiera atravesar las barreras, sería una tontería hacerlo.
En el borde del mundo, la luna estaba baja y saturaba los campos con una luz plateada. Cuando Kit, con las manos en los bolsillos, miró el paisaje, algo le llamó la atención.
Se acercó un poco más a las barreras, lo suficiente para que emitieran un crujido de advertencia. Entrecerró los ojos y vio que habían colocado algo sobre la hierba del prado. Montones y montones de… bellotas, al parecer. No era la temporada para ellas, pero allí estaban, ordenadas en líneas, bucles y espirales. Cuando Kit dio un paso atrás, se dio cuenta de que estaban ordenadas en letras.
Letras que deletreaban un mensaje. Una sola palabra, en una lengua muerta.
INCIPIT.
Kit se quedó muy quieto, con el corazón palpitando con fuerza. Sabía latín; a todos los cazadores de sombras se les enseñaba esa lengua, junto con el griego antiguo. Sabía que ese mensaje era para él. Él era el que tenía sangre de hada, y las hadas a menudo enviaban sus mensajes a través de bellotas. Aunque tal vez esto no fuera un mensaje en absoluto, pensó Kit, con la boca muy seca. Era algo más.
Una advertencia. Susurró lentamente la traducción, en voz baja:
—Está empezando.
Texto original de @cassandraclare ©
Traducción de @carstairsa ©
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lavacamu · 5 months ago
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Segundo Capítulo
Lo primero que hiciste al despertar de tu letargo, fue observar donde te encontrabas. Aquella habitación no tenía nada parecido a lo que conocías antes. Era una habitación bastante espaciosa, te levantaste para sentarte en la cama, aunque aquello te dolió un poco. Moviste tus sucias ropas para ver el estado de tus heridas, las que seguían igual a la última vez. Le diste vueltas a aquello en tu mente, "la última vez", lo último que recordabas era al primer heraldo, que, parece, te había dejado abandonada, gracias a los cielos, no querías pensar en las horribles cosas que te podría hacer el primer heraldo fatui.
Te detuviste algunos minutos solo para contemplar la habitación, tenía grandes ventanales con cortinas que llegaban al suelo, todas de colores azulados y oscuros, los muebles que se encontraban adornando la habitación parecían ser de calidad y del más fino gusto, ya que, para tu desagrado, tenían varios tallados que encontrabas inútiles, eso era algo a lo que te habías acostumbrado en los laboratorios de Dottore; despreciabas lo inútil. Te regañaste a ti misma, tratando de que un simple mueble no te cause desagrado, y seguiste viendo la habitación; la cama era muy suave, supusiste que debías de haber dormido varios días en aquel paraíso, y además, tenía un gran dosel cayendo del techo, rodeando la cama en un halo de cerúleo. Al ponerte de pie, pusiste tus pies en las frías baldosas de mármol, estabas descalza y el frío te caló los huesos. A pasos inseguros, decidiste salir de la habitación para tener una idea de dónde estabas. Justo como pensaste, las cosas fuera de la habitación eran iguales; fríos pisos, grandes ventanas, y refinados muebles por doquier. Te escabulliste, igual que una rata, para que nadie te viera vagar por la gran finca. Bajaste unas escaleras rápido y sin ruido, y comenzaste a correr por el lugar, primero, buscando a algún enemigo, y segundo, buscando comida, no tenías ni idea de cuantos días habías estado dormida (¿y cómo no estarlo? tener una cama limpia era genial, y mejor si no había que compartirla con pulgas, ratas, u otras personas igual de sucias que tú) y tenías mucha hambre. Estabas acostumbrada a pasar hambre, pero ahora, claramente, estabas llegando a tus límites, ya que sentías una nueva debilidad en tus piernas, las que se cansaban rápido y además temblaban. Doblaste una esquina, y chocaste contra un rígido cuerpo. Sentiste la sangre abandonar tus venas cuando te diste cuenta de quién estaba frente a tí, era Capitano, el primer heraldo, al que jurabas haber visto abandonandote.
Las baldosas no podían ser más frías todavía, todo tu cuerpo se había estrellado contra el piso gracias a aquel impacto, el que parecía no haber movido ni un cabello del heraldo, el que se mantenía mirándote a través de su caso, que ocultaba sus facciones detrás de una bruma. Capitano te miraba atentamente, buscando una reacción de tu parte, pero tú no hacías más que temblar bajo su mirada y ponerte pálida. Definitivamente habías metido la pata.
Tenías tanto miedo que ni siquiera podías pensar, las últimas cosas que vinieron a tu mente fueron preguntas tales como; ¿Qué hago aquí? o ¿Cómo llegué aquí?, solamente estabas aterrada, en el suelo, sintiendo de pronto todos los malestares posibles, los que te cayeron encima después de 20 años de experimentación.
"¿Vas a seguir en el suelo o te muevo de una patada?" dijo Capitano, su voz gruesa rápido te sacó del trance, o bien, asustarte más.
No hizo falta la patada, solo miraste sus grandes botas militares y eso fue suficiente para que te pusieras de pie de un salto, alejando de tu mente aquellos dolores que te habían atormetado en los últimos 5 minutos. Con ese movimiento, Capitano no se movió nada, solo te quedó mirando.
"Ah, así que sabes escuchar. Eso es bueno. Sígueme"
Tampoco fue necesario que pensaras tanto qué hacer, de propia cuenta supiste que lo mejor para ti sería no desebedecerlo. Te encontraste siguiendo, con la mirada gacha y a una distancia respetable, al primer heraldo fatui, aquel que emitía un aura asesina y era respetado por muchos (sino que todos) en Teyvat. El pasillo parecía ser interminable, Capitano no dejaba de dar grandes zancadas, a lo que tú tenías que acelerar el paso para no perder el ritmo. Las puertas y las largas alfombras parecían interminables mientras lo seguías, y en eso, tu mente comenzó a dar vueltas; no sabías como habías llegado aquí, ¿Era posible que él te hubiera traído? ¿Dónde estabas? estabas segura que no era la misma base de laboratorio en la que habías estado toda tu vida, aún con tu casi nula educación, podías evidenciar que el clima no era el mismo, aquí era demasiado frío, nada parecido al calor sofocante y hasta a veces húmedo de ese laboratorio. Lo sabías porque la putrefacción avanzaba rápido en tus compañeros. No trataste de descubrir en qué lugar estabas, porque sería imposible, no conocías ni un mapa del mundo ni nada parecido. Después de esa pregunta, saltaste a otra; ¿Él te había traído? ¿Para qué? no lo comprendías, ¿Será que quería experimentar contigo también? no, no podía ser posible, habías estado dormida sobre una cama, descansando, y no te habían inyectado nada raro, ¿tal vez torturarte? tampoco, ¿Quien haría eso por gusto nada más?, y lo último que se te vino a la mente, es que el primero era un sicópata que usaba a sus presas para jugar con ellas antes de matarlas cruelmente. Te quedaste con ese pensamiento rondando por tu mente, cuando él frenó de pronto y tú chocaste con su espalda, a lo que él soltó un bufido.
El lugar olía exquisito, más de lo que alguna vez hubieras olido, no podías ni siquiera describir el aroma, solo tu estómago gruñía, ansioso, para reclamar comida.
"Sientate" demandó, caminando hacia una de las esquinas de la habitación, revisando en uno de los muebles.
Rápidamente te sentaste, y no le quitaste la vista de encima. Vestía una chaqueta negra militar, con cadenas, y tenía el cabello largo. no te fijaste en los detalles de esta nueva habitación, la que, para tu desconocimiento, era una cocina bastante grande. Capitano puso frente a ti, que estabas sentada junto a una mesita, un plato hondo lleno de arroz blanco.
"Come"
Solo dudaste por 30 segundos, en esos momentos solo te preguntaste si estaba envenenado, pero si lo estuviera, le darías las gracias desde el más allá por darte la libertad de morir, una cosa que venías deseando desde hace ya tiempo. Devoraste todo el contenido del plato sin ningún escrúpulo, ignorando el tenedor que había estado a tu lado todo ese tiempo. No sabías ni como se ocupaba, agarraste el arroz con las manos. Capitano estaba impresionado, aunque la verdad se esperaba una reacción así de una mujer que vivía sin ver la luz del sol. Sabía que estabas desnutrida, así que le daba comidas blandas por ahora, aunque... No iba a permitir esos modales en su mesa. Dottore los hacia vivir como animales, como verdaderas ratas.
Nunca pensó que alguien pudiera ser tan feliz solo comiendo arroz blanco, pero tu lo estabas. Capitano se fijó en tu desaliñado atuendo, y te mandó a cambiar.
"En la habitación hay un baño. Apestas. Peina tu cabello después de lavarte, y en el armario buscas ropa. Te quiero aquí de vuelta en una hora"
Aquello eran cosas que tú entendías, así que volviste en tus pasos, regresando a la habitación en la que habías despertado.
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Parte 1 en mi perfil 🐻
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nieblaneitor · 6 months ago
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Advertencia ⚠️⚠️⚠️ Este oneshot está basado en el episodio 9 de la serie Dragon Ball Daima (En caso de que no lo hayan visto y no quieran spoilearse o no se entienda el contexto). ⚠️⚠️⚠️ Lo acompaño con este fanart que hice 💟🍔
Título: El bar de hamburguesas 🍔
Ya me voy a dormir, necesito mi sueño de belleza- les avisó Hybis mientras se levantaba, acababa de terminar de comer su hamburguesa. Estaba sentado en una mesa del bar junto con Piccolo, Bulma y Vegeta.
¿Tenemos diferentes habitaciones? -preguntó Bulma sorprendida al escucharlo, no habían arreglado ese asunto aún.
Sí, yo comparto una con el namekiano y ustedes compartan la otra- dijo haciendo referencia al matrimonio de la científica y el saiyajin, había notado rápidamente que eran pareja así que era mejor que ellos compartieran la otra- Su habitación es la número 305- dijo Hybis mientras le daba una llave a Bulma, ella la tomó de inmediato.
Vegeta y Bulma aun no iban a ir al cuarto ya que Vegeta estaba comiendo, había demorado un poco más debido a su altercado con aquellos demonios antes.
Yo también iré a dormir, no se tarden demasiado- les advirtió Piccolo dispuesto a irse con Hybis, se despidió de ellos rápidamente ya que se verían apenas se levantaran.
Menos mal que también vas a dormir, no me gusta que hagan ruido mientras duermo- dijo Hybis al ver que el namekiano iría con él, Piccolo gruñó ya que había algo en la actitud de ese tipo que no le agradaba del todo.
Que duerman bien- dijo Bulma como despedida antes de que se retiraran, se quedaría con Vegeta allí hasta que él terminara de comer.
Vegeta miró cómo se iban pensativo, volteó a ver a su ahora muy joven esposa, parecía algo somnolienta debido a que había sido un largo día viajando todo el tiempo.
Debiste ir con ellos, estás cansada. Yo puedo cuidarme solo- dijo Vegeta antes de comenzar a comer su última hamburguesa, sabía que Bulma se había quedado para acompañarlo a él.
No lo estoy tanto, resistiré- le aseguró Bulma, aunque bostezó luego de decir aquello- De todas formas, no te falta tanto ya solo te queda una, a menos que vayas a meterte en otra pelea de bar y tardemos dos minutos más - dijo haciendo referencia a la hamburguesa que estaba comiendo Vegeta y a los sujetos que había golpeado antes.
No lo hice a propósito-dijo Vegeta excusándose, le dio otra mordida a su hamburguesa mientras Bulma lo miraba pensativa, luego la vio mirar el bar nuevamente.
Este lugar se parece mucho a una discoteca, hay música y luces- dijo Bulma sorprendida porque hubiera ese tipo de cosas en el mundo demoníaco- Creo que fue divertido venir y ver cosas nuevas, aunque esas hamburguesas son horribles- dijo Bulma ya que ya había probado una y no le había gustado demasiado, ni siquiera sabía cómo es que Vegeta podía comer tantas.
Allá afuera en el espacio hay cosas peores, créeme- le aseguró Vegeta antes de darle otra mordida a su hamburguesa, Bulma lo miró pensativa, sabía que su esposo conocía muchas cosas del espacio exterior- Tienes suerte de ser de la Tierra, la comida allí es bastante buena- le aseguró.
Ya lo creo- dijo Bulma mientras lo veía terminar la hamburguesa, parecía que ya estaba satisfecho- ¿Ya vamos a la habitación o quieres ir por más hamburguesas? -preguntó Bulma al verlo beber de su vaso, él negó con su cabeza al escuchar lo que le había dicho.
No, ya comí suficientes- le aseguró, se puso de pie al igual que Bulma para que los dos pudieran irse.
Vegeta caminó siendo seguido de cerca por su joven esposa, de por sí habría sido peligroso para ella andar sola en un lugar como ese y aún más ahora que tenía la estatura y apariencia de una indefensa jovencita.
Bulma miró el entorno en lo que dieron algunos pasos entre la multitud para ir cerca de la salida, aunque tuvo una idea al ver que los demonios de ese lugar parecían comportarse como en cualquier discoteca de La Tierra. Charlaban entre sí y parecían estar divirtiéndose.
Oye espera- dijo Bulma tomando la mano de su esposo para detenerlo, estaban pasando por uno de los lados de la discoteca ya que querían llegar a la salida, pero había varios demonios en el lugar que no facilitaban el paso.
Él se detuvo al sentir la mano de ella sobre la de él y la miró confundido, Bulma le sonrió mientras le indicaba que se acercara para que pudiera oírla bien. La música se sentía un poco más fuerte en esa zona del bar.
Nunca hemos estado en un bar juntos- le dijo mientras se abrazaba a su cuello mirándolo de frente, era algo más raro para ellos ser tan jóvenes otra vez y verse así, aunque se habían acostumbrado un poco con el correr de los días.
¿Y qué hay de diferente en venir a un bar? Este lugar parece un basurero- dijo Vegeta con molestia, notaba que parecía un lugar de clase algo baja además de que parecía ser frecuentado por personas peligrosas.
Tú dijiste que hay cosas peores en el espacio, debes haber visto uno peor que este- dijo Bulma sin soltarse de su cuello, aunque Vegeta se había sonrojado un poco cuando lo había hecho no había atinado a liberarse de su agarre.
Sí, pero no son peligrosos para mi- dijo con seguridad, en el pasado nunca había temido, aunque había estado en lugares que podían llegar a verse peor que ese bar lleno de demonios de moral cuestionable.
Tampoco para mí si estoy contigo- dijo Bulma sonriente, al menos ella no sentía miedo mientras tenía a su esposo como compañía. Nadie más se había atrevido a acercarse a ellos luego de la paliza que les había dado a esos sujetos que habían querido pelear con su esposo.
Claro que no, acabaré con todos los idiotas en este bar si es necesario- le aseguró Vegeta, aunque se avergonzó un poco al notar lo que había dicho, Bulma estaba sonriéndole con ternura.
¿Podemos hacer una cosa de bar antes de ir a dormir? -preguntó Bulma pensativa, Vegeta la miró confundido ya que no sabía demasiado sobre lo que sea que se hiciera en los bares humanos convencionales- No tardará más que tu pelea de antes- le aseguró con una sonrisa.
¿Qué cosa de bar? -preguntó Vegeta confundido, no es que él no hubiera estado en uno antes, aunque fuera uno extraterrestre, pero nunca había ido a uno de La Tierra así que desconocía si era muy diferente a ese.
Bulma le sonrió y se acercó a él de improviso, plantó un beso en su boca de inmediato, aunque planeaba hacerlo rápido para que pudieran irse de allí. Era difícil resistirse a lo lindo que se veía Vegeta ahora que estaba más pequeño, aunque ella ya creía que era muy atractivo aun cuando no estaba bajo la influencia de la magia de Shenlong.
Vegeta la miró confundido en cuanto ella se separó de sus labios ya que había sido rápido, no esperaba que lo besara en ese lugar.
Ya podemos irnos- le sugirió Bulma mientras lo miraba con una sonrisa satisfecha aún colgada de su cuello.
Vegeta todavía algo sonrojado miró el entorno en un segundo rápidamente, y notó que allí nadie los conocía ni los estaba mirando, importaba poco lo que hicieran estando en un bar de clase baja en alguna parte del tercer mundo demoníaco. Además de que había pocas luces y un ambiente casual y nocturno que se distinguía en el lugar.
Vegeta tomó de la cintura a Bulma y la acercó rápidamente hacia él para propinarle un beso algo más profundo. Ella pareció sorprenderse al sentir sus labios sobre los suyos, había profundizado aquella conexión apoderándose de su boca como si fueran tan solo dos adolescentes en una discoteca cualquiera.
La joven humana había decidido dejarse llevar por el excitante y agradable beso que su esposo le había dado de repente, que él la besara en un lugar con más personas era algo que pocas veces sucedía.
En cuanto se separaron, los dos estaban mirándose un poco sonrojados por la intensidad del beso. Bulma solo podía sonreír al haber obtenido lo que quería mientras que Vegeta parecía algo apenado a pesar de que él había sido el que había decidido besarla de esa forma en un lugar así.
Sin mediar palabra entre sí decidieron irse juntos rumbo a la salida del bar para poder irse a su respectivo cuarto, tendrían un día largo al tener que recorrer el mundo demoníaco nuevamente al día siguiente.
Buenas tardes!!! No estaba segura de cuando poner este oneshot que se me ocurrió poco después de ver el episodio 9 de Dragon Ball Daima, pero lo super ame.
Estoy amando muchísimo la serie y no pude quitarme de la cabeza esas escenas de Vegeta en el bar del tercer mundo demoníaco, espero les guste el oneshot y muchas gracias por leer y por su apoyo 💟✨️
Nos leemos pronto.
💟
Niebla~
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brokenyouth · 2 years ago
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i feel like impulsively softblocking every single one of these people idc
can i say something? i find some of you weird and suspicious and not in a fun way lol
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yuzuyom · 2 months ago
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•|•|•|•|•|•|•|•|•|•| A D V E R T E N C I A •|•|•|•|•|•|•|•|•|
Canib/lismo, sui/idio, adicción drogas, muerte, sangre, tortura, a/uso se/ual.
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Capitulo 1.
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Capitulo 8.
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9. Lo peor somos tu y yo.
Lo'ak siempre se dejaba llevar por el suave oleaje del mar cuando se trataba de ella.
Se acercó a ella nadando con tranquilidad mientras una sonrisa se formaba en su rostro al tomar la mano de la na'vi. Se dejó llevar por su suave toque y su mirada azulada le brindaba aquella paz que necesitaba conforme se hundía en sus brillantes iris.
Tsireya era hermosa.
Era el tranquilizante a sus estados de pánico porque cuando pensaba en ella cualquier sensación de inquietud desaparecía y llegaba la paz.
A veces... Si lo pensaba con profundidad se convencía de que daría todo por volverla a ver aunque sea unos pocos segundos. Anhelaba volver a sentirla en sus brazos unos instantes para ser el Lo'ak que hace tiempo desapareció. Deseaba escuchar su amable voz, aquella que lo consoló en sus días malos y lo acompañaba en los buenos.
Sin embargo...
Lo'ak ya no era lo de antes.
No quería ver cómo se asustaba por el nuevo Lo'ak.
Ella no merecía estar con alguien tan roto como él.
Porque el Lo'ak que Tsireya llegó a amar y comprender hace tiempo que había sido consumido por lo que sea que fuera ahora.
Esta nueva versión suya no merecía verla.
No merecía a Tsireya.
Ya no era merecedor de lo poco que el Lo'ak del pasado tenía, ya no más.
Por eso mismo aceptó el destino que Eywa le forzó, aceptó el exilio y avanzar contigo a ningún lado en específico.
Tal vez... Tal vez eras la disculpa que Eywa le había enviado por abandonarlo.
Algo que podía ver era que no lo juzgabas, al menos no en voz alta y tampoco actuabas de forma cruel con su persona. Podía ver la curiosidad en tus ojos y a veces la empatía nublaba tus pupilas, notaba tus expresiones incómodas por sus acciones más nunca llegaste a recriminarle, sino que lo aceptabas y lo hacías senrir normal.
Aceptabas al Lo'ak corrompido consolando de forma inconsciente su corazón desesperado.
Debía admitir que apreciaba que a pesar de todos los sucesos y los problemas que él te había traído tú seguías a su lado.
Caminabas junto a él bromeando y protegiéndose el uno al otro.
Era una confianza tan distinta a su hermano o Spider.
Eras aquella oscuridad quieta y tranquila que solo observaba. Una sombra que lo acompañaba sin pensar, una persona que podría ver tus pensamientos más oscuros y jamás se iría, no juzgaría y escucharía con atención lo que no puedes decirle a nadie.
Eras ruidosa y leal.
Algo que Lo'ak había necesitado todos estos años. Necesitaba el ruido para olvidarse de su cruel realidad y lo sacara del cruel silencio al que fue sometido. Agradecía que tu boca siempre estuviera parloteando porque el silencio le recordaba a la solitaria celda y esa celda le recordaba a las sucias manos del científico.
Y él odiaba pensar en el científico.
Lo odiaba.
Odiaba sus manos, odiaba sus miradas, odiaba sus ojos, odiaba su voz, odiaba su tacto.
Lo odiaba tanto que no toleraba que su cuerpo deseara más.
Las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas cuando la seguridad se fue y volvió a estar en aquella fría celda. El suelo debajo de su cuerpo se volvió frío y el sonido del metal lo llenó de pavor.
Sollozó cuando aquellas manos subieron por su cuerpo. Lloró con terror cuando aquellas manos maltrataron su trenza arruinando cualquier conexión futura. Pidió que se detuviera a pesar de que siempre era castigado cuando expresaba su disgusto. Intentó alejar a M cuando la horrible sensación de sus labios en su piel comenzó a provocarle nauseas.
Quería volver a casa...
Quería sentir la calidez de su familia. No este calor que lo quemaba por dentro y lo volvía asquerosamente adicto.
El castigo llegó a su mente cuando trajo como recuerdo la tortura por la que sufría su cuerpo al rechazar el contacto físico.
---Por favor... P-para, p-por favor ---- suplicó cuando su cola fue cortada ---- d-detente... Duele.
----Voy a tocarte, ¿Entendido? ---- susurró aquella asquerosa voz en su oído.
Él negó entre sollozos intentando alejarse del toque con desesperación. Las náuseas subieron por su garganta, el odio a sí mismo comenzó a invadirlo y cuando ya iba a gritar un ligero apretón en su mano lo hizo detenerse. Las manos que siempre eran abusivas tocaron con una suavidad qué pensó no conocía. La pequeña mano comenzó a sobar su espalda con movimientos lentos y él solo atinó a sollozar de manera baja.
Y por primera vez el contacto físico en su espalda llegó a tranquilizar su terror.
Eran constantes y pacíficas, un roce tan suave que era desconocido.
A pesar de que ahora el tacto parecía ser un consuelo las lágrimas no se detuvieron. Cayeron porque hace tiempo no había sentido algo tan reconfortante. La paz fue acompañada por un suave tarareo.
Los ojos azules volvieron causando que el llanto y el dolor se esfumaran y Lo'ak al fin pudo descansar.
Loak siempre despertaba primero y este día no fue la excepción.
Lo primero que sus ojos se encontraron cuando se abrieron fue con tu rostro contorsionado en una mueca de dolor. Sus cejas se arrugaron inseguro de lo que tu expresión significaba, tal vez estabas teniendo una pesadilla o el peso de su brazo rodeando tu cuerpo te causaba incomodidad. Quitó su brazo de enicma tuyo sentándose con cuidado sin dejar de observarte con atención.
Te habías echo un ovillo una vez que dejó de abrazarte.
Lo'ak soltó un bostezo mientras se estiraba soltando un pequeño quejido cuando la heridas en sus muslos punzaron. Sus ojos miraron con atención las cicatrices en su piel.
El dolor era mucho menor al día anterior.
Su mirada se centró en el exterior del refugio improvisado, sintiendo su estómago gruñir ante la idea de finalmente probar un bocado de alimento.
La imagen de ti indefensa le había hecho llenarse de hambre.
Un suave quejido provocó que su mirada volviera a ti. Tu cuerpo se había encogido y tus brazos abrazaban tu cuerpo tembloroso. Su corazón martilló contra su pecho nervioso por la situación pues vio las gotas de sudor bajar por tu piel, tu máscara de oxígeno se empañaba gracias a tus respiraciones pesadas y la ropa que cubría tu cuerpo se pegaba a tu piel.
Lo'ak no podía tocar tu frente, pero con el solo hecho de tocar tus brazos sabía que estabas ardiendo en llamas.
----Mierda ----- susurró mientras su cola se enrrollaba en su muslo para brindarse seguridad ---- Ey, Ey, despierta ---- te llamó mientras movía tu cuerpo.
De tu boca solo salió un quejido.
— Calor...
No entendía por qué si tenías calor estabas temblando.
Sus manos te movieron con cuidado ayudándote a sentarte para poder quitarte la blusa. Fue cuidadoso para no lastimar más tu hombro, al menos no más de lo que ya lo había hecho. Una vez que la prenda fue retirada comenzó a deshacer el vendaje con lentitud.
La herida estaba roja, a los lados de la mordida había tonos morados y Lo'ak podía ver cómo se comenzaba a formar un poco de pus. La sangre seca se pegaba a tu piel y provocaba pequeños coágulos en la herida. Maldijo por lo bajo al ser consciente de lo que estaba pasando. Su cabeza intentó recordar los brebajes que su hermana preparaba para curar infecciones, aquella que usó con el cuando su ikran le mordió.
El na'vi volvió a recostarte con movimientos cuidadosos. Una vez que se aseguró de que todo estaba bien contigo se giró para salir del refugio para buscar comida y plantas y poder curarte, sin embargo, tu quejido lo hizo detenerse.
Su mirada volvió a ti, observando cómo tus ojos estaban abiertos y te recargabas en tus codos con una mueca de dolor.
---- Hace calor... ---- resongaste cansada — me sudan las piernas.
Miró tu cuerpo sudoroso con duda, sin embargo, al ver cómo te volvías a recostar contra el suelo y tus dedos intentaban de forma torpe desabrochar el pantalón, Lo'ak suspiró, gateó hacia a ti y con cuidado tomó tu tobillo para empezar a desatar las agujetas de tus botas.
— No te muevas, voy a quitarte las botas — ordenó moviendo sus dedos con cuidado.
Tu mirada encima de él lo hizo sentir ansioso y de forma vergonzosa sus orejas se agacharon haciéndolo sentir expuesto a tu persona. Su cola golpeó el suelo intentando expresarte que tu mirada fija no le agradaba y prefería que dejaras de mirarlo, pero tú mo hiciste caso o al menos no entendiste lo que quería expresarte.
Una vez que dejó tus botas de lado sus dedos se acercaron al botón de tu pantalón. La incomodidad creció en su estómago y la duda invadió su cabeza ante la acción invasiva, sus ojos inseguros miraron los tuyos con sus manos quietas cerca del botón.
— ¿Qué pasa? — preguntaste con voz cansada.
Tragó saliva de forma ansiosa, mirando de tus ojos a el botón. A él no le gustaría que alguien más quitara su ropa.
A él no le gusta ni siquiera que lo toquen.
— Y-yo...
— Solo desabrochalo — soltaste con expresión agotada — tengo calor y mis manos no pueden moverse.
— Bien... — soltó en voz baja — V-voy a tocarte...
Imitó las mismas palabras que tú.
Sus manos se sentían débiles mientras quitaba la prenda recordando cosas que no deseaba. Sus ojos pasaban de sus dedos temblorosas a tus ojos, los cuales solo estaban cansados. No encontró ni una pizca de miedo en tus pupilas y aquello logró hacerlo sentir envidia.
Él no soportaría que le hagan lo que te está haciendo.
Cuando los pantalones ya estaban en sus manos los dobló con cuidado, se acercó a ti aún dudoso de si no te había causado terror al desvestirte aunque ignoró el sentimiento cuando vio tu expresión pacífica. Fue cuidadoso al levantar tu cabeza y colocar la prenda debajo de tu cabeza. Una vez que te vio hacerte ovillo y abrazar tus hombros se alejó llevando el arco consigo para cazar en el camino.
Salió del pequeño refugio no sin antes echarte una última mirada preocupado por tu estado.
Sus piernas caminaron por el bosque buscando con ojos desesperados el arroyo donde se encontraba la raíz azul que recordaba en los remedios de su hermana, aunque aquello lo hizo sentir sucio porque la habia dañado cientos de veces en sus pensamientos...
Kiri era importante cuando necesitaba información acerca de cuidar heridas y no podía evitar pensar en ella si quería sobrevivir.
Fueron largas horas donde sus ojos buscaron lo que necesitaba, atravesó con las flechas a los pequeños animales que caminaban cerca de él y se comió las lagartijas crudas que alcanzaba atrapar.
Ignoró la culpa y asco que sintió por si mismo para poder seguir adelante.
Arrancó un trozo de corteza de arbol para usarla de cuenco y cuando finalmente encontró el pequeño arroyo corrió a él, sus ojos buscaron las raíces en la orilla de estos arrancándolas con cuidado, llenó la corteza con agua y finalmente pudo volver a ti con todo lo que necesitaba para curar tu infección.
Cuando volvió al refugio fue consciente del dolor en sus muslos, más decidió ignorarlo por tu bien.
Una infección de herida era peligrosa incluso para el mejor guerrero.
Al verte recostada contra las hojas ocultando tu rostro entre tus rodillas mientras tu pequeño cuerpo temblaba sintió pena. La culpa se incrustó en su pecho debido a que tu estado débil era por a él y su dañado estado mental.
La única persona que lo acompaña y él intenta comerla.
Sus dedos tocaron la piel de tus brazos sintiendo cómo todo tu cuerpo seguía quemando, casi estaba seguro de que tu sangre burbujeaba dentro de tu cuerpo.
----Sigues caliente... ---- señaló inquieto. Sus manos fueron rápidas cuando comenzó a preparar el remedio, desesperado por sacarte de ese estado----. Lo siento, es mi culpa.
Te escuchó suspirar y eso solo lo hizo agachar las orejas pues temía que palabras de enojo salieran de tu boca.
---- Ya te dije que no me importa — señalaste en voz baja, después de unos segundos te quejaste — me duele la vagina.
Sus manos titubearon un segundo y una risa se retuvo en su garganta debido a lo inesperado de la frase. Al menos hasta que su cabeza recordó el dolor que llegó a sentir después de haber sido usado por horas. Sus ojos parpadearon incómodo mientras todos los vellos de su cuerpo se erizaban debido al miedo del recuerdo.
---- ¿Qué...? --- sus ojos volvieron a tu cuerpo — ¿te lastimaste?
---- Me duele... Es como si fuera demasiado pequeña para mí útero, no lo sé ---- tus manos fueron lentamente a tu parte íntima provocando que su corazón se acelere y tuviera que desviar la mirada a otro lado ---- puta madre.
Sus orejas estaban atentos a cualquier sonido que emitieras. Intentando poder evitar que sufrieras mucho más dolor físico.
----¿Qué? — cuestionó mientras encendía el fuego.
— Estoy sangrando.
Sus ojos se abrieron y sus manos se detuvieron. Su estómago gruñó ante la el recuerdo de tu sangre en su lengua y su mirada volvió a ti con ansias.
---¿C-cómo? ---- sus dedos cosquillearon y sus colmillos punzaron ante la idea de volver a hundirse en tu carne. Cerró sus ojos con fuerza, dejando sus manos lo mas cerca del fuego para concentrarse en el dolor de sus dedos — ¿Estás bien...?
Le estaba dando hambre.
----Es normal ---- aclaraste con voz cansada ---- Es mi periodo... Me duele la cabeza.
Relamió sus labios cuando su mente dibujó la idea de tu sangre derramándose por sus labios.
Cerró los ojos con fuerza tomando una de las lagartijas que había traído para meterla a su boca y masticar con ansias. Lanzó otras dos lagartijas para ti al fuego y finalmente se acercó a ti con la pasta en las manos.
----Creo que la herida se infectó ---- sus manos quitaron el vendaje improvisado con cuidado ---- Va a arder y mucho.
Asentiste mientras tomabas aire y cuando tus ojos se cerraron por completo sus manos volvieron a tocarte. Tus quejas de dolor lo incomodaron, escuchar tu herida burbujear ante el ungüento le hizo sentirse incómodo, soltabas palabras extrañas al aire y tus manos se aferraban con fuerza a las hojas debajo tuyo destruyendo lo que había hecho cómo cama.
La herida comenzó a expulsar toda la pus acompañado del olor a podredumbre, su nariz acostumbrada ignoró por completo el olor a muerte y sus sentidos se concentraron en tu mano que se había aferrado a su muñeca con fuerza, casi como si quisieras apartarlo de tu persona.
A pesar de que tu contacto físico lo pusiera ansioso no hizo nada por apartarte.
-----Está bien, está bien, ya casi ---- consoló ignorando el vacío en su estómago ---- debo dejar la pasta ahí, ayudara a eliminar impurezas.
---¿Q-qué? ¿Cómo una maldita mascarilla? ----preguntaste mordiendo tu labio inferior en una mueca que expresaba el dolor que sentías.
Sin embargo, él no entendía a qué te referías con aquella frase.
---- Yo... No sé — se sincero desviando su mirada — siempre dicen eso cuando ponen está cosa.
De repente reíste y aquello logró hacer que su atención volviera a ti. Sus labios formaron una sonrisa ante tu risa contagiosa tranquilizando los nervios que siempre lo invadían cuando pasaba por situaciones estresantes.
Sus manos volvieron a acercarse a ti con más confianza para vendar tu herida con cuidado. El silencio que los acompañó fue cómodo para él.
---- Debemos seguir, no podemos quedarnos aquí ---- señalaste con cansancio.
Sus pupilas te miraron llenas de inseguridad pues tu estado físico no se veía para nada bien. Tus manos temblaban, tu cuerpo sufría ligeros espasmos y de todo tu cuerpo aún seguían bajando gotas de sudor, sin mencionar tu piel que quemaba y tus ojos acompañados de unas enormes ojeras.
-----No estás bien, necesitas descansar ---- señaló haciendo un nudo al vendaje.
Comenzaste a negar mientras tu cuerpo intentaba levantarse con mucho esfuerzo.
-----He pasado por peores, puedo con una fiebre.
Lo'ak estaba a punto de replicar cuando ya estabas en cuclillas, tu cuerpo se tambaleó cayendo hacia él. Tu rostro golpeó su pecho causando que brincara en su lugar por el repentino contacto, sin embargo, no te apartó aunque sus manos cosquillearan y su corazón golpeara contra su pecho al punto de doler.
-----No puedes ni siquiera mantenerte sentada ---- señaló volviendo a recostarte con suavidad.
----No podemos quedarnos, ellos pueden venir en cualquier momento ---- señalaste adormilada ---- Si nos encuentran van a matarnos.
Suspiró agotado porque tenías razón, pero él también la tenía al decirte que tú no podías seguir.
Así que si iban a avanzar, él debía hacer un sacrificio y llevarte cargando lejos del peligro y la idea de dejar que tus manos lo tocaran le aterraba. Se giró para sacar las largartijas y distraer su cabeza de los recuerdos que siempre lo estaban atormentando cuanso pensaba en manos.
Está bien... Tú no le harías daño.
Se lo habías demostrado después de pasar tanto tiempo juntos. Si quisieras hacerle daño lo habrías hecho en su estado más vulnerable, estuvo yendo y viniendo entre la consciencia y la inconsciencia antes de obtener su dosis, estuvo bajo los efectos de su adicción frente a ti. Dejaste que te mordiera y no lo mataste... Lo consolaste.
Entonces... Sabía que no le harías daño, pero era difícil ignorar el miedo que se le fue inculcado por tanto tiempo.
Jaló sus cabellos intentando concentrarse en dolor físico y no en el sentimental, si cerraba sus ojos podía ver las manos de M, podía sentir aquellos dedos crueles recorrer todo su cuerpo y lastimarlo con sus uñas, podia oír sus palabras y repetir sus discursos que lo llegaban a destrozar.
Temía que volviera a ocurrir, le aterraba que de repente cambies de opinión y decidieras que Lo'ak no vale tanto la pena como para ser amable.
Aunque... También recordaba cómo llegaste a tomar su mano cuando se rompió, fuiste a buscarlo al mar cuando dejaste de verlo, admitiste apreciarlo, cuidaste sus heridas, lo arrastraste por días y te metiste a un lugar peligroso para ti para obtener un poco de su adicción, te quedaste a pesar de ver lo que era capaz de hacer y por supuesto...
Aceptabas cuando decía no.
No había razón para dudar de ti y cuando el miedo se deslizó de entre sus dedos se atrevió a mirarte. Estabas recostada de lado con los ojos cerrados, tu entrecejo estaba fruncido probablemente debido al dolor y aún así, aun así él se obligó a ignorar los susurros de advertencia que su cabeza le repetía.
— Voy... — tus parpados se abrieron y tus iris se encontraron con los de él —voy a llevarte cargando.
Un rastro de confusión apareció en tu rostro, sin embargo, intentaste disimular para no hacerlo sentir incómodo.
---- Tu espalda estaba herida y si me cargas voy a mancharte de sangre — señalaste con obviedad.
El na'vi sintió como su cola apretó su muslo ante la idea de tu sangre en su piel. Sus orejas se agacharon, mientras obligaba a su mano a meter una lagartija cocinada a su boca.
---- La herida de mi espalda ya cicatrizó... Y la sangre — su estómago gruñó expondiendo su oscura necesidad — N-no me importa.
Sus miradas no se despegaron por segundos que le parecieron eternos.
Lo'ak observó fijamente a tus ojos obligando a su cuerpo a confiar en lo que su cabeza pensaba. Te dejó una de las lagartijas e intentando distraer su cabeza comenzó a preparar todo para su partida. Colgó la pequeña hielera de forma cruzada, tomó la mochila de la misma forma, colgó el arma y acomodó el arco con cuidado. Su pie apagó el fuego lanzándole tierra, amarró tus botas a la correa de la mochila y metió el pantalón junto a los tanques. Finalmente con todas las cosas colgando en su cuerpo comenzó a jalar la hoja en la que estabas encima, una vez fuera del pequeño refugio sus orejas estuvieron atentos a su alrededor. Sus manos te ayudaron a levantarte y se giró sin soltar tu mano, agachándose con piernas temblorosas por sus heridas y tus manos rodearon sus hombros. Sus ojos se cerraron con fuerza tomando una gran bocanada de aire para brindarse fuerza con tu contacto físico encima de él.
Sus piernas no se detuvieron el primer y segundo día.
Sus pasos fueron constantes siguiendo el pequeño arroyo. A pesar de que sus muslos dolieran, sus pantorrillas quemaban y sus brazos se adormecían con el pasar de las horas debido a tu peso no se atrevió a detenerse.
Al anochecer del segundo día buscó dónde descansar. Preparó el refugio con todo lo que necesitaban y finalmente te dejó con cuidado encima de una hoja, te cubrió con otra mucho más enorme del frío y después encendió una fogata para brindarte calor.
Cuando su estómago volvió a gruñir salió en medio de la noche para buscar alimento.
Se acercó a las plantas que llegaban encima de su cadera y las movió observando a los pequeños kenten elevarse, tomó los que pudo entre sus manos metiéndose uno a la boca sin pensar para tranquilizar su hambre. En el camino recogió las pequeñas bayas que siempre estabas comiendo guardándolas en una bolsa improvisada que fabricó con una hoja y una raíz delgada. Una vez que llegó al arroyo bebió agua hasta que estuvo satisfecho, sus manos arrancaron la raíz azul que necesitaba para tu infección y finalmente recogió agua en un pedazo de corteza para ti.
Cuando volvió al refugio lanzó algunas lagartijas al fuego y se acercó con pasos silenciosos a ti. Sus manos levantaron tu cabeza con cuidado provocando que tus ojos se abrieran encontrándose con sus pupilas preocupadas.
— Debes beber agua.
Asentiste sin titubear. Lo'ak desabrochó el seguro de la mascarilla, su mano tomó la corteza del árbol y después de contar hasta tres su mano retiró la máscara de tu rostro y acercó rápidamente el agua a tu boca, diste tragos grandes y una vez que acabaste el agua Lo'ak volvió a poner en su lugar el artefacto que te ayudaba a sobrevivir. Tomaste una gran bocanada de aire tomando el oxígeno que necesitabas.
Tus ojos volvieron a cerrarse y Lo'ak recostó tu cabeza en el suelo con suavidad.
El silencio que los envolvía lo ponía incómodo. Se sentía tan extraño porque se había acostumbrado a que simplemente no guardaras silencio.
No le gustaba.
Sus manos sacaron la comida del fuego y se acercó a ti volviendo a levantar tu cabeza. Te quejaste mirándolo con el ceño fruncido debido a tu siesta interrumpida, te enseñó la lagartija cocinada ganando una mueca de asco que lo hizo sonreír.
Repitió el mismo proceso de hace rato. Quitando y poniendo la máscara hasta que terminaste de comer, siendo cuidadoso para no arrebatarte la vida en un descuido. Cuando acabaste puso la máscara en su lugar y la aseguró para que no se moviera.
Preparó tu remedio con calma sintiéndose tranquilo ante lo útil que estaba siendo.
Por primera vez en su vida se sentía alguien necesario.
En toda su vida... ¿Alguna vez alguien lo vio como una pieza indispensable?, nunca se había sentido de esa forma hasta este momento donde tu persona dependía por completo de él. No te quejabas, no había miradas severas, no había palabras duras, simplemente ojos que aceptaban que él se hiciera cargo de la situación.
Ahora él debía cuidar de ti.
Y le agradó más de lo que quería admitir. Le agradaba que tú no lo culparas, le agradaba que no hayas mostrado fastidio al tener que cuidarlo. Le agradó que a pesar de que sea una carga tú no lo hacías de lado.
Ya no se sentía tan solitario e incomprendido como se había sentido toda su vida.
Quitó la venda de tu hombro con suavidad para poner el ungüento en la herida. Tu cuerpo tuvo un ligero espasmo y te quejaste cuando esta vez solo un poco de sangre salió. Volvió a cubrir tu hombro con cuidado y finalmente te dejó descansar, pues tu cuerpo aún estaba caliente debido a la fiebre.
Cuando tu respiración se volvió tranquila y tu rostro mostraba un expresión relajada Lo'ak se recostó justo a tu lado. Su iris se concentraron en tu expresión tranquila, tu respiración empañaba la máscara y a pesar de que podía percibir el olor de la sangre exudar de ti lo ignoró. Sus manos se atrevieron a tomar un mechón de tu cabello llevándolo con suavidad a su nariz para concentrarse en el aroma de tu pelo y después hizo lo de cada noche, hacer que tu mano tome su dedo para poder dejarlo dormir.
Cuando cerró sus ojos Lo'ak no vio aquellos ojos azules, de hecho no vio nada en sus sueños sino que... Solo percibía la caricia de tu olor contra su nariz.
Tsireya era su lugar seguro, pero tú... Tú eras la compañía que lo ayudaba a llegar a ella.
Al día siguiente repitió los cuidados y una vez que todo estaba listo siguió caminando contigo en su espalda. Tu sueño era profundo y tranquilo, no te removías y tampoco te quejabas... Lo único que aseguraba a Lo'ak que seguías con vida era el sonido de tu respiración captado por su oído.
Al cuarto día cuando ya había preparado todo para dormir volviste a intercambiar palabras con él.
Esperaba con paciencia mientras comía a escuchar una respiración tranquila de tu parte para poder recostarse a tu lado, sin embargo, tu voz lo distrajo de su cena y su atención volvió a ti notando tus ojos adormilados en una expresión cansada.
---¿A dónde nos llevas, Lo'ak? ---- preguntaste mientras te recostabas de lado.
Tragó el bocado que tenía en su boca, volviendo su mirada al fuego que tanto te distraía. Se encogió de hombros porque realmente no tenía idea de a dónde se dirigían.
----No lo sé... Nunca dejamos en claro a dónde vamos.
No tenía nada que perder por ser sincero. Sus ojos volvieron a ti, notando cómo asentías mientras te encogías debajo de la hoja que cubría tu cuerpo del frío.
---Siempre quize una casa en el bosque...— confesaste de repente — Es solitario y tranquilo.
Sus orejas se movieron con la curiosidad floreciendo en su pecho debido a tus extraños delirios.
----- Si, las casas en el bosque son lindas ----. Señaló mientras se acercaba a sentarse cerca de ti, quería hablar... Hace tiempo que no te escuchaba ---- aunque prefiero una en la playa.
Una pequeña risa cansada escapó de tus labios.
---¿Por qué no me sorprende? ----- sonrío ante tus palabras, aunque eso no duró mucho pues tu entrecejo se había arrugado----. Odio el mar.
Su ceño se frunció al pensar que alguien podía odiar algo que él tanto amaba. La sonrisa de Tsireya apareció en sus recuerdos y él sonrió de forma inconsciente.
----¿Por qué? — cuestionó curioso — El mar es... — los recuerdos llegaron a su cabeza como un mantra que le brindaba paz. — Libertad.
Notó cómo tus párpados se cerraron con fuerza, mientras tus manos se abrazaban a tus propios hombros.
----Si... Se lleva cosas para ya nunca devolverlas.
Tus palabras fueron extrañas para él pues no entendía a qué te refererías, entonces lo único que atinó a soltar fue una broma para alejar tu repentina seriedad.
----¿Qué? ¿Se llevó tu juguete favorito?---- bromeó mirándote con atención.
Guardaste silencio por largos segundos, lo cual llegó a hacerlo sentir nervioso. Tus manos tomaron la hoja que cubría tu cuerpo ocultando tu rostro debajo de ella.
---- Sé llevó a mi mamá.
Lo'ak no sonrió más.
La culpa llenó su pecho mientras se insultaba a sí mismo por ser tan cruel. Quería destaparte y dejarte en claro que no fue su intención herirte, quería asegurarse que no te habías enojado con él, sin embargo, se contuvo y se obligó a ser paciente mientras esperaba.
---Lo siento — murmuró con sinceridad.
No contestaste. En cambio, Lo'ak pudo oír pequeños jadeos que se volvían pesados. Sus manos se movieron sin pensarlo, quitando la hoja de encima tuyo para ver como tu boca estaba abierta y tu rostro comenzaba a volverse morado. Su corazón latió contra su pecho de forma brusca, sus manos se movieron con rapidez sacando de la bolsa uno de los tanques. Cuando regresó a ti miró el pequeño compartimiento debajo del mentón de la máscara y sus dedos buscaron un botón qué abrió un pequeño seguro. Tomó uno de los pequeños tanques y abrió la valvula al conectarlo a la máscara. Tomaste una gran bocanada de aire provocando que Lo'ak soltara un suspiro de alivio.
--- ¡Skxáwng! — insultó al sentir sus manos temblar — ¡debes decirme cuando el oxígeno este por acabarse! ---- gritó el muchacho alterado.
Inhalaste y exhalaste con una mueca.
— N-no sabía que le quedaba tan poca pinche reserva... — admitiste sin abrir los ojos — seguro que a quien se la quite llevaba tiempo con ella.
Lo'ak suspiró notando como poco a poco tu respiración se calmaba y volvías a caer dormida. Lo'ak no descansó bien esa noche, pues a cada hora se despertaba para asegurarse de que tú siguieras respirando.
En el sexto día despertaste y volviste a hablar con él mientras caminaba.
---- ¿Ya llegamos?
Él negó sin saber a donde dirigirse más que avanzar en línea recta.
-----No tenemos a dónde ir — señaló esquivando las rocas grandes bajo sus pies.
Sus brazos cansados levantaron tu cuerpo al sentir que se resbalaba. Tus brazos pasaron de estar en sus hombros a abrazar su cuello y esta vez solo sintió un pequeño cosquilleo cómodo.
Llevarte tanto tiempo cargando comenzaba a acostumbrarlo a tu contacto físico.
— Claro que si ---- murmuraste, él sintió tu mentón recargarse en su hombro ---- bueno, no — Lo'ak sonrió divertido — pero... Sabes, podemos hacer una casa lejos, muy lejos de todo el pinche mundo.
Lo'ak giró su rostro para observarte sin borrar su sonrisa.
---- ¿No vas a volver a casa? ---- preguntó con un toque de juego.
Tú negaste y aquello lo llenó de curiosidad.
----Na, que se chinguen.
Rió ante tus graciosas y extrañas palabras.
Decidió que tal vez podía seguirte el juego e ignorar las preocupaciones que deberían estar llenando su cabeza.
-----Te gustan los bosques ---- recordó mientras volvía su vista al frente, al extenso bosque que había frente a ustedes ----. Tal vez... La casa puede estar en el bosque y el mar estará cerca de ella.
Te escuchó soltar una pequeña risa y él no pudo evitar hacerlo ante la tonta idea de un hogar.
---- Comerías cien pescados al día y yo comería miles de las frutas rojas — bromeaste con diversión — gran idea para pasar nuestros días, eh.
Aceptó tu idea con una risa.
---- Te enseñaré a nadar ---- soltó después de unos segundos en silencio.
Te quejaste y eso lo hizo volver su rostro hacia ti.
-----¿Para qué? ---- preguntaste con una mueca de fastidio.
Lo'ak tragó sintiéndose un poco incómodo, sin embargo, se sinceró con su pensar.
---- Cuando el mar intente llevarse otra cosa tuya tú podrás detenerlo.
Tus pupilas volvieron a él en segundos encontrándose con sus iris dorados los cuales te miraban con sinceridad. Sus ojos brillaban gracias a los rayos del sol y tal vez él no lo sabía, pero esas palabras y aquellos ojos que vieron los pesares más profundos de tu alma causaron estragos en tu corazón. Tus manos comenzaron a cosquillear y tu corazón se aceleró ante esa íntima promesa .
Desviaste la mirada lejos de su vista al sentir cómo tus orejas se volvían calientes ante el recuerdo de sus palabras.
-----Si... Bueno, gracias... ---- murmuraste avergonzada.
Pasaron dos días más cuando finalmente ambos decidieron que ya podías caminar por tu cuenta.
Cuando el arroyo se volvió más grande decidieron descansar, así que mientras tú lavabas tu ropa interior manchada, él fue a cazar para que ambos pudieran alimentarse. Tu fiebre se había ido, tu cuerpo se sentía ligero y en la comodidad del silencio las palabras que habían escapado de su boca como una promesa llegaban a tu cabeza para abrumarte y causar confusión en tu sentir.
Maldices a tu vida solitaria por obligarte a pensar mucho en palabras las sinceras de cualquier persona.
Había pasado lo mismo con tu hermana. Te aferraste a ella porque fue la primera en mostrarte amabilidad y amor incondicional.
---Solo ignoralas, chingada madre ----. Murmuraste por quinta vez tallando con fuerza tu ropa interior para ignorar todo.
Cuando acabaste de lavarlas la pusiste a secar cerca de la fogata que Lo'ak había hecho antes de irse.
Te quitaste toda la ropa para adentrarte en el agua y comenzar a lavar tu sucio cuerpo que no había sido bañado desde que se adentraron en la selva. Tú misma eras capaz de percibir que olías horrible y no entendías cómo el na'vi pudo soportar tu aroma en todo el camino. Cuando tus manos pasaron por encima de la cicatriz de tu hombro tus ojos se centraron en ella. Los bordes irregulares y costras estaban en las puntadas, sin embargo, estaba curada. La infección había desaparecido y solo llegaba a sentirse incomoda si hacías movimientos bruscos.
Al parecer aquel ungüento si era mágico.
Cuando estabas lavando tu cabello Lo'ak llegó con un ciervo azul arrastrando.
Sus ojos amarillos se encontraron con los tuyos y recordando la promesa de hace días desviaste tu atención a su boca la cual estaba manchada de sangre al igual que sus manos.
Se había dado un festín antes de llegar contigo.
El muchacho carraspeó mientras se dejaba caer en el suelo para comenzar a desollar al animal. Tus ojos volvieron a encontrarse con los suyos y cuando su promesa volvió a torturar tu cabeza lo miraste a la defensiva al sentirte vulnerable.
--- ¿Qué? ---- preguntaste con fastidio.
----- Al fin te bañas.
Aquella frase logró tranquilizarte pues te gustaba llevarte así con la gente así que fue inevitable que una sonrisa divertida apareciera en tu rostro. Tus manos le lanzaron agua haciéndolo reír.
----Hijo de puta.
Cuando la piel del animal ya estaba despegada de la carne, Lo'ak se levantó acercándose al arroyo para darte la espalda y desnudarse. Tus ojos se desviaron para no incomodarlo y cuando oíste el sonido de agua cayendo volviste tu mirada a él . Sus manos limpiaban con calma su propio cuerpo, sentado en las rocas para que el agua cubriera por encima de su ombligo.
----Ay míralo, si conoces el agua ---- bromeaste provocando que él te lanzará agua a la cara.
---Ja, ja chistosita.
Te quedaste mirando de forma inconsciente, la curiosidad a sus acciones te volvían imprudente y Lo'ak te lo hizo ver cuando te comenzó a enviar miradas que expresaban su incomodidad.
---No pensé que te adentrarías conmigo cerca. ----- confesaste saliendo del agua mientras tus manos se concentraba en exprimir tu cabello.
Tus manos tomaron tu blusa para comenzar a secar las gotas que recorrían tu piel. Tomaste tus pantalones que estuvieron guardados en la bolsa donde estaban los tanques de oxígeno y te los colcaste para cubrir tu desnudez. Después solo te pusiste tu top para dejar tu blusa secarse.
No esperabas que Lo'ak contestara, así que comenzaste a cortar al animal para lanzar los trozos de carne al fuego.
Hasta que lo hizo.
----Tus ojos... — tus movimienros se detuvieron y tu mirada volvió a él —Son sinceros ---- murmuró con sus orejas agachadas ----. No miran con malicia, al menos... No como los que siempre me miraban.
Tus ojos se abrieron al entender, tu atención volvió al animal para evitar abordar este tema y hacerlo sentir mal.
Siempre es bueno aligerar el ambiente con una broma.
---- Entiendo... Bueno, apúrate que hasta acá me llega el olorcito.
Él volvió a lanzarte agua haciéndote reír.
----¿Crees que nos estén buscando? ---- preguntó Lo'ak desde el caudal.
-----Bueno, destruí toda su instalación y mataste a su grupito ----. Señalaste sacando las brochetas ya hechas ----. Yo creo que si... O tal vez no valgamos tanto la pena para ellos.
Su mirada pesada encima tuyo te obligó a mirarlo, su expresión incrédula te hizo sentir atacada y sin dudarlo levantaste tu dedo de en medio lentamente.
Lo'ak sonrió imitando tu acción.
-----Sabes... Eres bastante sanguinaria.
Alzaste los hombros sin negarte, pues tenía razón.
Tu hermana lo recalcaba cada que se presentaba la oportunidad.
---- Mejor ellos que nosotros ---- señalaste restándole importancia para meterte un pedazo de carne a la boca.
No lo sabías... No eras consciente, pero la mención de aquella palabra provocó que en Lo'ak se formara una nueva posibilidad ante sus ojos. Su corazón bombeó de forma incontrolable y su cola se curvó expresando la alegría que se formaba con el pasar de los segundos.
"Nosotros"
No fue un "yo" fue un "nosotros". Admitiste una unión cuando de tu boca solo salían palabras que se referían a ti. Tomaste su existencia y la uniste a ti sin dudarlo. Fue inevitable que la sonrisa se formara en su cara al pensar que finalmente no estaba solo. Su mirada miró nuevamente a la lejanía, donde un futuro que había estado ignorando se formaba frente a sus ojos.
Una casa en el bosque no sonaba mal y más si podía tener a una amiga para formar un futuro qué no había podido ver en el pasado.
Salió del agua para volver a amarrarse aquella prenda vieja alrededor de su cadera y cuando estaba vestido te miró. Tú ya estabas estirando una brocheta en su dirección y Lo'ak no dudó en acercarse a ti sin borrar la sonrisa tranquila en su rostro.
Cuando estaban preparándose para seguir avanzando te miró por largos segundos y con una gran bocanada de aire tomó una decisión.
— Sam... — te llamó mientras colgabas el arma en tus hombro, tus ojos miraron sus iris y Lo'ak tragó saliva para brindarse valentía — Podrías... ¿podrías ayudarme?
Alzaste una ceja sin entender, sin embargo, diste un paso al frente mientras asentías.
— ¿Qué ocupas, tigresito? — aceptaste sin dudar.
El na'vi miró sus propias manos, las cuales se movían con nervios ante el siguiente paso que daría.
— Puedes... ¿puedes ayudarme a quitar la máscara?
Sus ojos volvieron a los tuyos.
La sorpresa adornaba tu rostro y aquello le provocó vergüenza. Te escuchó carraspear mientras que el sonido del arma moviéndose lo hizo alzar la mirada. Habías dejado todo lo que estabas cargando en el suelo mientras asentías con una sonrisa de orgullo y aquello lo hizo hizo sentir cálido porque era la primera vez que alguien lo miraba de esa forma o al menos eso recordaba.
— Vamos, siéntate que no alcanzo.
Lo'ak obedeció. Poniéndose en cuclillas mientras tomaba una gran bocanada de aire. Sus manos apretaron la tela que rodeaba sus caderas y sus ojos miraban de forma ansiosa cómo te acercabas.
— Voy a cortar los tubos que salen de tu nariz, así no tendré que tocar tu nuca — explicaste mientras sacabas la navaja de tu bolsillo.
Lo'ak se llenó de sorpresa asintiendo mientras el alivio comenzaba invadirlo. Eras atenta y recordabas sus peticiones.
— E-está bien.
Cuando estabas a escasos centímetros de él le sonreíste para brindarle tranquilidad y él se atrevió a aferrarse de la tela de tu pantalón.
— Voy a acercar mis manos a tu cara, ¿bien? — asintió mientras cerrabas sus ojos con fuerza — tal vez la navaja roce tu piel. Mis dedos van a tomar uno de los tubos.
Su nariz se sintió incómoda al sentir un pequeño jalón. Tus fríos dedos rozaron con su mejilla y la tensión se presentó en su nariz. Las correas que rodeaban su cabeza se tensaron y después de unos segundos su cabeza fue hacia atrás en un pequeño empuje. Se repitió lo mismo en el tubo contrario y una vez que sus mejillas dejaron de sentirse apretadas y el plástico en su nariz pesaba abrió los ojos encontrándose de nuevo con una sonrisa llena de orgullo.
— Lo hiciste bien, solo falta quitarlo de tu cara — Lo'ak te miró con inseguridad, sus dedos temblorosos apretaron la tela de tu pantalón — Solo debes jalar el pequeño tanque detrás de tu cabeza.
Su mano fue con cuidado a su nuca y cuando sus dedos rozaron el artefacto frío jaló con cuidado. Los tubos se deslizarse por sus orejas, las correas se deslizarse por su cabello y finalmente el peso detrás de su nuca desapareció.
Solo quedaba lo que estaba incrustado en su nariz.
Te miró expectante. Tus dedos tomaron con cuidado el triángulo que rodeaba su nariz y sin despegar sus ojos de los tuyos ambos comenzaron a contar en voz alta.
— Uno... Dos... tres.
Lo'ak sintió como todo su tabique comenzaba a arder y cosquillear. Los tubos incrustados en su nariz rozaron las paredes de sus orificios nasales al deslizarse y a pesar de que quizo estornudar lo retuvo cerrando sus ojos con fuerza. Su mano se aferró con desesperación a tu muñeca cuando el ardor se extendió por toda su nariz...
Finalmente el aire puro de Pandora comenzó a acariciar sus fosas.
El aire era tan fresco que sus orificios dolían al inhalar. Sus ojos se llenaron de lágrimas al oler el bosque con total libertad, su rostro dejó de sentirse restringido y su pecho se apretó ante la calidez que comenzaba a llenarlo.
Sus iris dorados volvieron a ti.
Lo mirabas con tranquilidad, esperando con paciencia a que pudiera disfrutar del momento de la libertad.
Una vez que se recuperó de los repentinos sentimientos que lo abrumaron, le estiraste tu mano para que la tomara y así ayudarlo a levantarse. Lo'ak miró unos segundos tu rostro ignorando las dudas que querían fluir a través de él acerca de ti. Mordió el interior de su mejilla y obligando a su cuerpo a moverse su mano se elevó y sin dudarlo aceptó la ayuda que le brindaba tu pequeña mano.
Cuando se levantó y tu cabeza llegó encima de su ombligo finalmente comenzaron a avanzar sin mirar atrás.
Después de unas horas donde Lo'ak no soltó tu mano decidiste que lo mejor para ustedes dos era conversar y así poder ignorar sus manos sudorosas y relajar la tensión de sus dedos contra tu agarre.
--- Entonces, — lo sentiste brincar por el sonido de tu voz, sin embargo, no mencionaste nada — ¿ya te sientes mejor con el arco?
El agarre de Lo'ak se relajó a los pocos segundos. Escuchaste la madera del arco moverse y aquello provocó que giraras tu cabeza para prestarle atención.
— Es... Melancólico, pero me agrada la sensación de la madera en la mano — al menos hasta que sus ojos fueron hacia el arma que colgaba en tu brazo, su mano qué tomaba la tuya se levantó sin alejarse de tu agarre y apuntó con su dedo ----prefiriría una de esas.
Tu ceja se alzó mientras tus manos apretaban la correa del arma.
----¿La has usado? ---- preguntaste curiosa.
--- Bueno, lo intenté — su ceño se frunció minetras desviaba la mirada — no salió cómo esperaba.
Reíste ante eso.
--- Bueno, no es fácil manejar una de ellas. Y por tus brazos del tamaño de una ramita es más difícil.
Sus caderas te empujaron de forma juguetona provocando que te tambalearas. Hiciste lo mismo con él, empujando el costado de su cuerpo con toda la fuerza de tu hombro. Su mano te soltó y su dedo picó tus costillas haciéndote saltar, lo imitaste y Lo'ak solo abrió su boca con indignación.
Levantaste tus manos para rendirte y cuando Lo'ak pasó por tu lado sentiste algo golpear tu nuca. Tu mano sobó tu cabeza mirando al muchacho quien caminaba frente a ti moviendo su cola de un lado a otro, giró su rostro para sonreírte con burla
— Pendejo.
— Skxáwng.
Rodaste los ojos para después acelerar tus pasos y quedar justo a su lado. En el camino llenaste tus bolsillos de las frutas rojas, arrancabas hojas y las destrozabas en tus dedos para no aburrirte.
— Hay que jugar a algo, me estoy aburriendoooo — te quejaste lanzando las hojas lejos de ti.
Lo'ak te miró con una pequeña sonrisa.
— No se me ocurre ningún juego — guardó silencio, sin embargo, luego de unos segundos volvió a hablar — . ¿Cómo se divierten los humanos?
— Una carrera. De aquí a... Aquel árbol que tiene flores amarillas subiendo por todo su tronco.
Lo'ak dudó, sus iris amarillos volvieron a tus ojos que expresaban absoluta emoción y de forma inevitable se unió a tu juego.
— Bien. A la cuenta de tres.
Asentiste, poniéndote en posición mientras ambos observaban al frente. Contaron del tres al uno con la emoción subiendo por sus cuerpos y cuando de sus bocas escapó el uno ambos comenzaron a correr con toda la velocidad hacia la meta. Lo'ak era grande, pero tú tenías más condición física que el muchacho logrando estar a la par, incluso llegando a tener más ventaja.
Su respiración agitada estaba detrás tuyo, sus enormes pasos corriendo te seguían de cerca y los tanques de oxígeno chocando dentro de la bolsa entre ellos te llenaba de adrenalina. Tus pies esquivaban las rocas y saltaban troncos caídos, ignorabas los animales que corrían asustados de ustedes dos y cuando sentías que estabas por ganar miraste hacia atrás para ver al na'vi que te seguía de cerca con una enorme sonrisa.
Te reíste de su expresión y el rió contigo sin detenerse.
La frescura en sus expresiones, su cabello ondeado junto al viento y sus enormes ojos color ámbar brillando ante el sabor de la libertad te hicieron creer que realmente no era tan tonto simplemente quedarte en el bosque a vivir y dejar que cumpla su promesa de enseñarte a nadar.
Podrían buscar la manera de sobrevivir.
Encontrarían la manera de vivir en el bosque de este extraño mundo si se mantenían unidos.
Cuanto tus manos chocaron con brusquedad contra el tronco, te giraste con una sonrisa llena de victoria.
— ¡Yo gano! — festejaste con una sonrisa presumida — me la pelas, Tigresito~.
Lo'ak te levantó su dedo medio con una sonrisa fingida. Tomó grandes bocanadas de aire mientras sus manos se recargaban en sus rodillas para brindarse la fuerza que necesitaba. Te alejaste del tronco comenzando a regular tu pesada respiración mientras tragabas de tu propia saliva para humedecer tu lengua y aligerar el dolor de tu garganta por la falta de aire.
— Eres una presumida — se quejó Lo'ak comenzando a avanzar hacia a ti con una sonrisa divertida.
Diste pasos hacia atrás, moviendo tus hombros con un pequeño y ridículo baile para bromear.
— No es mi culpa que seas tan leeeeeento.
— Estuve cargándote por una semana, tu peso me quito la fuerza — te lo regresó Lo'ak.
Estabas a punto de responder de no ser porque de forma repentina tu pie dejó de tocar tierra firme y tu cuerpo se dejó caer hacia atrás provocando un vuelco en tu pecho. Una mano firme tomó tu muñeca manteniendo tu cuerpo a flote.
Cuando miraste hacia atrás para averiguar que ocurría te encontraste con el camino cuesta abajo. Habrías rodado, pero por ser empinado sería peligroso no ver por donde bajabas. Tus ojos regresaron a Lo'ak quien te miraba con ojos bien abiertos debido al susto. Su pecho subía y bajaba de forma brusca y sus dedos comenzaban a lastimar tu muñeca.
----Wow, eso estuvo cerca — susurraste — Ya puedes levantarme.
En su cara lograste ver cómo una micro sonrisa se formó y ya sabías que esto de estar colgada tardaría un rato.
—Hmm... — exclamó fingiendo estar dudoso — No lo sé, tal vez si me dices "gracias por salvarme la vida, haré todo lo que me pidas como agredecimiento" lo piense un poco.
Hiciste una pedorreta con tu boca al ver su sonrisa presumida.
— Uy si, ni soñando, Tigresito — le seguiste el juego con diversión — ya levántame, pitufo gigante.
Su ceño se frunció extrañado ante tu nueva palabra haciéndote reír.
— ¿Qué es un-
Tus ojos se abrieron cuando el agarre en tu muñeca se aflojó, el sonido de algo siendo golpeado te preocupó porque lo único que lograste notar es que comenzaba a caer hacia atrás, voces de otras personas comenzaron a llenar el lugar y ahí fue cuando fuiste consciente de los pasos que los rodeaban. Mientras caías solo podías ver los ojos de Lo'ak ponerse blancos dejándote en claro que había caído en la inconsciencia mientras su cuerpo se tambaleaba hacia adelante...
Aunque unas manos evitaron que su cuerpo viniera a ti y por más que tus brazos se estiraron para intentar llevarlo contigo ni siquiera pudiste rozar su piel con tus dedos.
----¡Lo'ak! ---- gritaste desesperada por alcanzarlo.
Tu cuerpo comenzó a rodar colina abajo y a pesar de que tus manos intentaron aferrarse a lo que sea no lograste dejar de rodar. Un dolor inmenso se extendió por tu nuca, todo tu alrededor giró y el mareo se apoderó de tu cabeza y finalmente perdiste el conocimiento.
Se habían llevado a Lo'ak y tú no pudiste hacer nada para evitarlo.
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jartita-me-teneis · 1 year ago
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Los nativos Cherokee tienen un ritual muy especial a través del cual los niños pasan a ser adultos.
Cuando el niño empieza su adolescencia, su padre lo lleva al bosque, le venda los ojos y se va, dejándolo solo.
El joven tiene la obligación de sentarse en un tronco toda la noche y no puede quitarse la venda de los ojos hasta que los rayos del sol brillan de nuevo al amanecer.
Él no puede pedir auxilio a nadie. Pero una vez que sobrevive esa noche, ya es un hombre. Esta es una experiencia personal y el joven tiene prohibido comentar o hablar de su vivencia con los demás chicos.
Durante la noche, como es natural, el joven está aterrorizado.
Él puede oír toda clase de ruidos: bestias salvajes que rondan a su alrededor, lobos que aúllan... o quizás, hasta algún humano que puede hacerle daño.
Escucha el viento soplar y la hierba crujir, pero debe permanecer sentado estoicamente en el tronco, sin quitarse la venda, ya que esta es la única manera en que puede llegar a ser
un hombre ante los ancianos de su tribu. Finalmente, después de esa horrible noche, aparece el sol y el niño se quita la venda... es entonces cuando descubre a su padre sentado junto a él.
Su padre no se ha separado de su lado ni siquiera un instante, velando durante la noche en silencio, listo para proteger a su hijo de cualquier peligro sin que él se dé cuenta.
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latinotiktok · 11 months ago
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https://www.tumblr.com/latinotiktok/756351893992767488/nadie-elige-d%C3%B3nde-nacer-y-el-domingo-consider%C3%A9-el?source=share
Comparto el sentimiento de la hermana colombiana.
Es muy frustrante limpiar el nombre de tu país y ver que ya no tiene caso.
En mi caso me rompe las bolas que los pelotudos de la selección se quisieron hacer los pijas cantando una canción QUE SABEN q está mal pero q bueno, como eran campeones y etc etc pensaron que iban a pasar de largo como en el mundial.
Ahora a todos, a todos los arg nos pintan de racistas y los (en su mayoría) porteños de Twitter/X son los q hacen más ruido defendiendo la indefendible y redoblando la apuesta diciendo cosas peores. No me creen? Vayan al perfil de la vice y lean los comentarios.
Por otro lado, borré la app por la cantidad de neuronas q perdía por leer cada pelotudez de x país contra x país. Ahora muchos están instalando beef diciendo que las argentinas somos feas por no tener chicas miss universo (desde cuándo la belleza se mide por país, no? Tipo naciste en tal lugar y uy, no flaca, cagaste, sos horrible. QUE BOLUDEZ. Pido más creatividad en los beefs, de última) y no sé que más comentarios xenófobos POR ESE GRUPITO DE PELOTUDOS NENAZOS SCALONETA que tuitean pelotudeces 24/7.
Yo ya me rendí. Antes de desinstalar la app leí una chica (no recuerdo de dónde era) que decía "quería ir a arg a visitar y hacer amistades pero que horror, ya veo que me linchan" y le iba a escribir "nooo reina, no te pierdas de una linda experiencia por unos tuits!!! La vida existe fuera de tuiter!" pero ya me chupa un huevo si siempre nos van a pintar de malos gracias a los chetitos de iPhone que se creen más por vivir en un departamento de palermo.
Se entiende a lo que voy? A este punto me puedo olvidar de hacer amistades internacionales si nuestra imagen va a seguir manchada y los prejuzgamientos a 47 millones de personas siempre va a estar.
*la rata aprieta el puño de la rabia* pendejospelotudosdemierdaquenosdejanmallll
Los de la selección son todos unos boludos. Ya ni me gasto en discutir con gente sobre este hecho porque es como hablarle a la pared.
El día que éste país pueda tener una conversación seria sobre racismo es el día que me caigo de ogt. Curtanse y abstenga a las consecuencias manga de soretes
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xjulixred45x · 5 months ago
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Jack el Destripador(RoR) y Hija lectora: Memoria
Lectora sabía que su padre adoptivo no era normal. En ningún sentido. De hecho, podía ser alguien muy peligroso.
Ella lo sabía desde el día en que se conocieron, cuando ella era solo una niña pequeña en las calles de Londres. Tratando de sobrevivir como podía con un padre alcohólico acuestas, trabajando cuando podía y tomando de otros cuando lo necesitaba. Eran los años duros después de todo, no podía permitirse otra vida, si no terminaba en uno de esos horribles orfanatos, terminaría en los burdeles.
Así que ella se aferró lo más que pudo a esa vida, sin importar que tan difícil fuera encontrar cosas para comer, sin importar cuantas veces a su padre lo corrieran del trabajo por estar borracho, sin importar cuantas veces este mismo casi le destrozara la cara a golpes. Tenía que continuar, tenía que seguir.
¿Por qué? Quien sabe…talvez así finalmente todo se resolvería. Que pasaría algo bueno en su vida.
Y bueno, una noche, algo si paso.
Lectora había quedado prácticamente noqueada al irse a dormir, después de estar buscando comida todo el día y no tener éxito, para luego ser reprendida por su padre, de nuevo. Decidió que si se iba a dormir antes de la cena podía pretender que comió y no sentir tanta hambre. Ni siquiera sintió cuando alguien allano la casa. Solo se despertó por el ruido ahogado de un grito.
Lectora ni siquiera pensó que algo pudiera estar mal, simplemente pensó que su padre habría vomitado o desmayado de la borrachera. Así que agarro su manta, preparándose para el posible mal escenario mientras bajaba las escaleras.
Lo que no se esperaba, sin embargo, fue el absoluto silencio que llenaba toda la casa, excepto por el tarareo de alguien, alguien que no era su padre.
London´s bridge is falling down, falling down, falling down. London´s bridge is falling down, my fair lady…
El padre de lectora estaba en el suelo de la sala, cubierto de rojo. Y un hombre en su cocina, limpiando un cuchillo y sus manos, tarareando.
Debió notar de alguna forma que lectora estaba ahí, porque dejo de tararear y se volvió lentamente para mirar en su dirección. Ojos de distinto color, mirando con sorpresa ante el cambio de eventos.
¿así acabaría todo? ¿morir a manos de un hombre desconocido, en medio de la noche? ¿la muerte dolía? Bueno, seguro no más que seguir viviendo así. Talvez seria para mejor…
El hombre la miro como un búho, inclinando la cabeza de un lado de forma antinatural. Como si pudiera ver algo que ella no. Que, en efecto, así era. Podía ver su falta de miedo, su resignación, todo ese dolor acumulado. Y aun así ningún rastro de amargura...
Jack solamente había irrumpido en la casa por un refugio para la noche, pero ahora estaba en otra situación difícil ¿realmente valdría la pena apagara a esta criatura? Ni siquiera era muy grande, nadie tomaría enserio lo que dice si es que le preguntan. Pero por otro lado no podía arriesgarse a dejar testigos--
-“…¿señor? …”- la niña hablo en tono suave, sorprendiendo al hombre –“¿la muerte duele...? ya no quiero que me duela señor…”-
Sin saberlo, lectora probablemente había respondida la duda de Jack y salvado su propia vida en el progreso.
La vida después de eso fue más sencilla, más llevadera. Y lectora pudo aprender un par de cosas sobre su nuevo cuidador, Jack, mediante la noche en la que se conocieron y otras cosas que lo veía haciendo.
Jack era un hombre de buenos modales, eso era obvio, pero se podía decir que tenía un aire infantil debajo de toda esa caballerosidad. Podía verlo cuando se unía en sus jugarretas sin pensar (jugar a las escondidas, a la mancha, casi parecía que el hombre jugaba esos juegos por primera vez), o cuando le recitaba los sonetos de Shakespeare. El realmente no sabía muchas cosas básicas de cuidar una niña, pero se esforzaba tanto, que lectora no podía evitar empatizar con él.
Jack podría ser un monstruo, pero no dejaría que este mundo podrido se tragara a otro niño, que creara a otro monstruo. El no dejaría que otro niño se sintiera poco amado o despreciado.
Sin embargo, su hija no era ciega, podía ver las cosas oscuras en las que Jack estaba metido.
Ya sea en como cambiaban de casa constantemente, como a veces llegaba a la casa con su navaja envuelta en algo, como pasaba horas en el baño lavando su ropa de forma separada de la de ella (y no por los colores como el decía), sino por los restos de sangre que incluso se mantenían en el desagüe. Como el salía por las noches y regresaba horas después, no oliendo a wiski o a alcohol, sino a hierro.
Lectora sabia que su padre adoptivo hacia cosas malas, pero una parte de ella simplemente quería hacer un ojo ciego a todo lo que su cerebro le gritaba que huyera.
Este era el mismo hombre que la acogió en su casa, que puso un techo sobre su cabeza, que le dio comida y ropa, que le dio seguridad y calor, que paso noches despierto cuando ella estaba enferma o en mal estado, el hombre que le hizo entender lo que era el amor.
Ambos lo sabían, eran las únicas personas que el otro amaba, porque después de todo, él era un monstruo, y ella era un simple cero a la izquierda. Sin importancia, irrelevante.
Pero podía hacer algo por su padre. Un “gracias” por todo lo el había hecho por ella.
Cuando Jack murió, lectora ya estaba bien metida en sus 30as, por lo que fue más fácil moverse entre la gente, influenciarlos, asustarlos…
Esparcir rumores sobre el asesino que había perturbado a Londres por tanto tiempo, el terror que había causado, como seguía suelto por ahí, y la bola de nieve empezó otra vez. Jack el Destripador. La leyenda que nunca muere siempre aterrorizaría las calles de Europa, no importa que, lectora se iba a asegurar de eso.
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heredera264 · 7 months ago
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Aquella noche me sentía horrible, mi corazón palpitaba a todo lo que daba, luchaba contra mi respiración y el temblor de mi cuerpo, no sabía si era por el frío o la maldita ansiedad.
Mis oidos con cualquier ruido fuerte dolían, mi piel perdía calor y palidecia, el color azul pintaba mis dedos y palmas, mi cabeza sentía explotar y mi pierna no paraba de brincar para distraerme.
Podía con ello pero mi corazón, mi corazón latía con odio, fuerza y dolor, creía que tal vez en algún momento se detendría y ahí quedaría el final de mi historia.
Antes de perderme en el abismo lance vengalas al mar cibernético que tenemos hoy en día tres respondieron y solo uno se quedó hasta donde dió vida mi conexión, suficiente para relajarme un poco y no perderme.
Sigo mal pero lo puedo sobrellevar.
Así es la vida con ansiedad.
Hijaheredera
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mayhemlovesenvy · 11 months ago
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Hola papus
Hace mucho escribí esta cosa de Freddie teniendo un flashback en la playa con su papá. Está bonito y no recuerdo haberlo mostrado en ninguna parte todavía, así que ni modo disfruten
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No pasa nada malo solo Freddie siendo Freddie
Con el sonar de olas, ese ruido...
Vuelve a sentir la arena bajo sus pies, el agua tocando sus talones cuando las olas tomaban fuerza, el ritmo perfecto de la naturelza, se movía a su alrededor y él es parte de ella. A él también lo mueve el viento, tan fresco a la orilla del mar.
Podía cerrar los ojos e inhalar el aroma de la playa, tan lejano que le era imposible poder describirlo otra vez.
Solo escuchaba a las aves volar sobre el agua, que hacía un vaivén infinito.
Se sentía libre.
Se sentó en ese mismo lugar, dejando el agua bañarlo ahora hasta el torso...
El agua lo abrazaba, ahora cálida sobre su piel, extrañaba cuando esta dejaba de acariciar su espalda, pero sabía que pronto volvería. Su remera ya estaba empapada...
Suspiró.
Buscó entre la arena pequeñas almejas, todas ya abiertas y partidas, y las ponía en pares en una fila. Eran tan pequeñitas, y se preguntaba qué hicieron en vida. Ahora estaban varadas y escondidas para que los niños las tomen.
Cuando consiguió una cantidad considerable, las colocó formando un círculo; y dentro de este iba a colocar un castillo.
Mamá siempre dijo que los castillos eran grandes y seguros y que tienen todo lo necesario para vivir.
Iba a construir un castillo para ambos, donde puedan vivir seguros protegidos por centenares de almejas, un gran río rodeando todo y altas montañas para que nadie los vea. Ningún hombre podrá cruzarlo, y si lo hacen, un gran oso los atacará, mutilará y no les tocará ni un pelo.
Bueno, excepto uno, tal vez uno pueda visitar.
ㅡ ¿Qué haces? ㅡ Una sombra tapó el sol, devolviéndole al agua y al aire su frío inicial. Freddie iba a alzar la cabeza, pero el intruso se sentó rápidamente sobre la arena.
ㅡ Castillo. ㅡ Musitó.
Y le explicó su plan arquitectónico.
ㅡ Vaya ㅡ Le sonrió el hombre, ahora acostado y mirando al niño ㅡ ¿Ya no podré visitar a tu mamá?
ㅡ No...! ㅡ Freddie respondió nervioso.
ㅡ No encontrarás nuestro castillo... si lo haces, te ahogarás en el río...
Pero recordó que ese hombre sabe nadar. Y que le enseñó a él.
ㅡ Las almejas te pincharán ㅡ Explicó, y tomó una de ellas, poniéndola sobre el adulto. Luego puso otra, y otra, y así hasta llenar toda la cicatriz rara que tenía en el pecho. Y el maldito se reía, diciendo que el ataque almejil le daba cosquillas.
Pero Freddie no se reía con él.
ㅡ El oso te va a comer...
ㅡ ¿Acaso no tiene que ser un dragón?
ㅡ ¡No! ¡No son reales! ¡Los osos sí! ¡Y sí comen gente! ¡Y sí atacan! Y-
ㅡ Ok, ok, tienes razón... Mira, un caracol ㅡ El mayor se dió la vuelta (tirando todas las almejas) y tomó el caracol en sus manos. Se la ofreció a Freddie, acercándola a él.
ㅡ ¡Puede ser tu oso!
Freddie negó con la cabeza.
ㅡ Es un caracol.
ㅡ Oh.
Tenía que admitirlo, a mamá le gustaba.
Por algo lo invitó, por algo vino con ellos, por algo está intentando hablar con él.
Y estaba bien, cuando solo se veían en el trabajo o venía a comer. Estaba bien si mamá salía y no tenía quien lo cuide. Pero si querían salir con él, si mamá quería que él y Freddie se lleven bien, es por algo.
Freddie no quería a nadie más entrando a su lugar seguro... no quiere volver al juego de adivinaza, averiguar qué cosa hizo mal hoy que se merite una cachetada.
Porque sabe que así será, siempre empiezan buenos. Y termina mal. Quiere que él su mamá estén felices y a salvo.
Pero si su mamá es feliz con este hombre, qué puede hacer Freddie? No le puede hacer cambiar de opinión, no puede convertirse en un oso y alejarlo.
O... tal vez sí...
Si es insoportable, sí, si le muestra de una vez lo horrible y molestoso niño que es... tal vez le haga pensar que estar con su mamá no vale la pena, porque su hijo es horrible y nadie quiere niños horribles.
Tal vez.
Nadie quiere un niño roto, ¿verdad?
Volvió la mirada a su castillo, tenía el ceño fruncido, el agua ya no le daba tranquilidad- lo molestaba.
Tenía una idea, pero, ¿Va a arruinar todo su esfuerzo?
ㅡ ¿Quieres que te consiga más almejas?
Ya. Ya no soportaba.
Aplastó su castillo con sus manos, ayudó a la marea llevarse la arena, las almejas, arrastró todo hasta que ya no había rastro alguno de "un castillo".
Eran tonterías, ¿No?
ㅡ Ve-
ㅡ ¿Qué hacen?
Se dio la vuelta para ver a su mamá.
Venía del mar, secandose el pelo con las manos; se veía tan bonita en la luz de la tarde. El naranja del sol combinaba con ella.
Su mamá era hermosa.
Miró de reojo al hombre, los lentes de sol tapaban sus ojos pero tenía una sonrisa- le daba miedo, la verdad.
Se levantó en seguida para recibir a su madre, se agarraron de las manos, y Freddie se quedó solo con su castillo roto.
Mamá prefiría al extraño antes que él.
Y eso estaba bien.
Y las ruinas del castillo se inundaban más, el agua salada de sus lágrimas uniéndose con la del mar dentro de la arena.
Debería sentirse tonto, por haber desperdiciado ese momento siendo rencoroso con su papá.
Pero, la verdad, no sentía nada.
Solo sentía las lágrimas deslizarse por sus mejillas y caer en el colchón de la cama.
Hace años que no ve el mar, y hace años que no ve a su padre, juntando almejas muertas mientras le hablaba a su esposa, sus lentes de sol no dejaban ver sus ojos, pero su labio temblaba en impotencia.
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dansfull · 1 year ago
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es terrible enamorarse de alguien que no siente absolutamente nada trascendente por vos. es desgarrador, siento como si de adentro me agarraran con unas pinzas y tiraran de mi para abrirme por la mitad. siento un nudo en la garganta, que me impide respirar con tranquilidad, es como si respirara brevemente, entrecortado. es como si me pesaran los parpados y las lagrimas presionaran mis globos oculares desde adentro, como si no pudiera expulsar nada y me estuviera ahogando. asi me siento. es horrible, quizas es un ataque de panico. la realidad es que ya ni se de qué escribir, es muchisimo el dolor, no puedo poner en palabras la cantidad de cosas que me amargan pero voy a intentarlo.
primero que nada, mi salud. siento que estoy mal, que tengo esta enfermedad que no se va a ir nunca y que me consume por dentro. no quiero hacerme analisis para saber como estoy, pero deberia hacerlos. para que no me sorprenda la muerte, para estar avisada.
segundo, mis estudios y mi trabajo. tengo una materia imposible de aprobar, no se como voy a hacer. me hace sentir super inutil. lo mas probable es que no pueda promocionarla.
tercero, vos. este vinculo de mierda que me consume la cabeza y condiciona mi humor, porque ademas de sufrir por otras cosas, vos pesas un monton en mi vida. lo que digas o no digas, lo que hagas o no hagas. te molesta que no seas mi prioridad, pero lo sos, sabes?? solamente a veces me canso de demostrarlo todo el tiempo, de exponerme vulnerable. me re importas, hago lo imposible para poder verte. no sabes la cantidad de cosas que hago para que nos veamos porque no las demuestro. hoy por ejemplo me levante ocho de la mañana, limpie toda mi casa, compre comida, llame a mi viejo para que me ayude a mover unas cosas de lugar asi cuando vengas esté todo prolijo. tambien estuve averiguando para solucionar muchos problemas de mi casa (de gas y de electricidad) asi estas mas comodo vos. porque siempre pienso en vos. despues fui a imprimir unos apuntes, porque pense que ibamos a estudiar juntos a la tarde. hasta habia comprado algo para llevarle a tu mamá cuando fueramos a cenar a tu casa. pero me hablaste re tarde diciendome que solo venias a coger y listo. cuando ayer habiamos acordado otra cosa. y sabes que pasa? estoy cansada, porque siento que no te importo para nada mas que para coger. ni siquiera para eso, porque coges con otras porque yo no te alcanzo. no se para que mierda seguimos saliendo juntos si yo no te alcanzo y vos a mi la verdad tampoco.
estuve pensando y la solucion nunca podría ser hablar las cosas: aca no sirve. es como si las palabras costaran en salir y en procesarse. siento que cuando me comunico con vos hay una pared trasparente de plastico que impide que lleguen bien las palabras, como si escucharas todo desde un lugar lejano, y todo te llegara en voz baja y grave, sin comprender bien, como enlatado o con ruido de fondo.
no nos entendemos. no tiene sentido que te diga absolutamente nada de lo que pasa por mi mente porque no te importa para nada. es super frustante, pienso en explicarte qué es lo que me pasa para que no te enojes pero es al pedo intentarlo porque no vas a entenderlo, entonces la frustracion es doble porque yo no explico y vos no entendes. te juro que intento coincidir con vos, y siento que me estoy forzando de mas cuando deberia ser mas sencillo. venis a casa? si, te amo, te quiero ver, no te veo hace dos semanas y sos importante para mi. yo tambien te amo, quiero que formes parte de mi vida y que me cuentes que te pasa por la cabeza. quiero que confies en mi y voy a hacer lo posible para que te sientas comoda. gracias amor, yo tambien voy a dar lo mejor de mi para que te sientas valorado y apreciado.
pero no. no pasa eso. lo que hay es un cortocircuito comunicativo en el que los mensajes nunca llegan a destinatario. el canal está dañado. y eso es porque no te cierro: no termino de gustarte, soy alguien para pasar el rato, cada tanto la pasas bien, te gusta que yo te siga la corriente. pero cuando pongo mis limites te dejo de gustar, cuando confundo las cosas te dejo de gustar, cuando desaparezco te dejo de gustar. estoy cansada de esforzarme para gustarle ala gente o de sobre-adaptarme a cosas que ni me gustan en primer lugar solamente para no perder a la gente que amo.
es todo tan dificil, comunicarse, conectar, coincidir. me resulta imposible expresar una idea si todo lo que tengo para decir no te importa. yo hablo mas para vos que para mi. yo vivo para vos. amor es sacrificio.
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nomada-de-libros · 4 months ago
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La oscuridad dentro de mí.
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—Osvaldo Aguirre.
Sinopsis: Las estadísticas sobre femicidios en la Argentina son abrumadoras. Las historias individuales y aun la trama misma del fenómeno, sin embargo, a veces se desdibujan en la contabilización del registro y la crónica diaria. Los casos se repiten con tal intensidad y frecuencia que los detalles y las circunstancias particulares se pierden de vista, y esa vertiginosa sucesión puede ser un obstáculo para la memoria de las víctimas y la comprensión de los dramas que sufrieron. 
En este libro Osvaldo Aguirre reconstruye minuciosamente cinco casos de ese conjunto sobre la base de información de archivo. Los asesinatos de Carla Figueroa en manos de Marcelo Tomaselli, el de Elke Yvars Beck cometido por su marido Claudio Ángel López, el de Claudia Schaefer, asesinada por su esposo Fernando Farré, el de Gabriela Parra, cometido por Alejandro Daniel Bajeneta, y el de Nicole Sessarego Bórquez, por Lucas Azcona, son episodios que patentizan distintos aspectos de la violencia: los preconceptos de la Justicia, las múltiples dificultades de las víctimas para hacerse escuchar, los lugares comunes que naturalizan los malos tratos y legitiman los crímenes, el drama de los hijos de femicidas, las formas de agresión que se encubren bajo estereotipos y cursilerías amorosas. En el centro de esta trama se encuentra la palabra de los femicidas. 
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Reseña:  Cuando éramos chiquitos (y puede que en la actualidad también) probablemente no había cosa más horrible que leer al final o al principio de una película de terror «basado en hechos reales».  
Bueno, poco a poco fuimos entendiendo que ese concepto nunca fue literal, sino más bien que cierto factor real pudo haber sido inspiración, o puede que solo un porcentaje de lo narrado haya pasado de verdad.  
Lamentablemente, con este libro no pasa. Y no hace ni falta que te lo aclaren. 
Cuando me encontré con este título en la estantería lo primero que se me ocurrió fue dar vuelta el libro, esperando una sinopsis de una única historia concreta y concisa. No había demasiado para dejar volar la imaginación sobre qué se trataba, y en los segundos en el que mi muñeca se movía de un lado al otro, jugué solo un poco con mi expectativa: «Hay mínimo un asesinato, ¿desde la perspectiva de quién lo va a contar?». Me esperaba una novela, probablemente inventada, salida de algún concepto quizá no tan alejado de «basado en hechos reales». Pero cuando llegué a la contratapa, antes de prestarle atención a las letras blancas de la descripción, mis ojos se posaron en las cinco fotos hiladas una debajo de la otra de cinco hombres distintos. No me hice ninguna pregunta, creo que no hice a tiempo o es que me dejó demasiado descolocada, pero mi cerebro no había hecho click todavía. Entonces pasé a leer de qué se trataba. Ya la primera frase me chocó de manera diferente y no sé exactamente en qué momento dejé de respirar al leer, como si se tratase de una lista de supermercado, los nombres que pertenecían a chicas, pasaron a ser nombres de casos. 
No sé. Ni la peor película de terror con su mejor intento de hacerme creer que todo lo que pasa ahí es real, ni los ruidos que escuché alguna vez en casa de más chiquita me causaron nunca tanto miedo como de repente me causó el darme cuenta de que yo estaba en la librería sola. Y tenía que caminar unas cuantas cuadras hasta la parada del colectivo y volver a casa... sola. 
Lo que pasa dentro de esas 190 páginas no es una novela, y empieza fuerte y crudo en el prólogo, cuando uno de los asesinos, listo para la entrevista, llega con comida y desplaza todo sobre la mesa con total meticulosidad, dejando todo a disposición del entrevistador (que parecía más su invitado), comentando educadamente antes de empezar «Para que me conozcas como soy, no por lo que dice la historia mediática». 
Cada uno de los cinco casos reconstruye los asesinatos de manera diferente. Entre cámaras de seguridad, llamadas a la policía, testigos vivamente presenciales, fragmentos de los juicios, noticias, las palabras de las familias mismas, tanto de las víctimas como de los femicidas. Y cuenta sobre todo la «lucha» de la justicia, de lo que cuesta hacerla valer, de cómo realmente es una mierda y de cómo, por más denuncia por violencia y perimetral que se ponga, es como si nada. Cómo las condenas son reducidas a tres simples años, cómo se intenta hacer pasar el femicidio por homicidio para modificar los cargos, cómo otros hombres de la justicia (e incluso mujeres) llegan a defender los actos y hasta cómo se intenta hacer responsable a la víctima.  
Las declaraciones de los hombres van desde quienes no se arrepienten ni un poquito, hasta los que fingen haberse olvidado todo; a los que no ven nada malo en lo que hicieron porque ni siquiera lo aceptan como conducta suya; quienes, aún con la víctima muerta, la siguen culpando para desligarse; a quienes se autoproclaman víctimas, y a quienes entienden y aceptan la dimensión de sus actos. 
Y es durísimo encontrarte línea a línea el relato de lo que ocurre, leer nombres, las relaciones que existen entre víctima y victimario, la falta de escrúpulos a la hora de actuar, leer barrios, leer calles. 
Calles. 
Yo estaba en el colectivo cuando iba por el caso de Gabriela Parra, cuando una dirección dictaba: Rivadavia 4502. Por inercia levanté la mirada para mirar por la ventana, y, digno de trama de novela con escenas convenientes, me encontré con ese lugar. Me dio un escalofrío por la cantidad de veces que estuve por ahí, justo ahí. Ver las calles que mencionaban, las horas... y pensar en las chicas de mi familia, en sus madres, hermanas... En mis amigas... Pensar en mis amigas. Cuando salimos y llega el momento de separarnos, cómo late con fuerza el corazón cuando en el chat no aparece el mensaje «Llegué», cuando no contestan las llamadas, cuando el WhatsApp tiene solo una tilde. Entré en un pequeño momento de pánico por acordarme en dónde viven, si estuvieron o suelen estar cerca de todas esas calles, o si pasan seguido; y desmoronarme en seguida porque no es que son esas calles, puede ser cualquier calle, puede ser cualquier habitación, puede ser cualquier casa. Su casa. 
Tener miedo porque puede ser cualquiera con quien ellas se junten. O tal vez peor, que ni siquiera exista relación. Como en el caso de Lucas Azcona, que salió temprano a trabajar y de paso mató a Nicole Sessarego simplemente porque, como dijo él: «Tenía ganas de matar». 
Mi pregunta se contestó sola en el momento en el que empecé a leer: 
¿Desde la perspectiva de quién lo va a contar? 
La misma de siempre, la de ellos. 
Porque ellas ya no están.  
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fulltimecatwitch · 1 year ago
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sorry to get personal again today, but i got sick yesterday and since i'm unable to go the the women's march i today i will be screaming here
I know today is International Women's Day and for a lot of people it's a day of celebration and conmemoration and that's okay, it is important to remember and honor those who fought before us
But in you live in Latin America, then you know that today is not really a celebration. It is almost a day of collective grief for all us. Especially everyone who has lost a a sister, wife, aunt, friend, etc to murder or disappearance
10 to 11 women dissapear in my country ( Mexico) everyday
10 to 11 every fucking day
remember those fucking numbers because i sure do every day i wake up
10 TO 11
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And in Mexico the goverment cares so little that it has provided basically zero help to stop this violence.
It's the very same people who grieve their loved ones who have had to organize themselves so they are able to get answers about what happened to their lost ones.
The Madres Buscadoras are a collective who searches mass graves all throughout the country in hopes that they can find the remians of their loved ones.
Imagine having to dig the bones and remains of your wife, your sister or your friend with your own hands because the police refused to do anything to help you
and the worse thing is that even the madres buscadoras have disappeared while searching their loved ones because they want to keep them quiet, they don't want them and us to know what happened
where is the justice in that ?!?!?!?
I'm so fucking tired of feeling this horrible pressure in chest everytime my mom or sister go out alone and the only thing i can do is pray and pray they get home safely
i'm tired of having to turn on my location and take a picture of my outfit every time i go out because if i dissapear those will be the only references my family will have of me
i'm tired of listening to how many of us have been killed or assaulted everyday on the news because everyday you hear of a new case
i'm tired of the violence and injustice against little girls
i'm tired of the violence and injustice against my trans sisters ( unsurprisingly Mexico is only the second most dangerous country to be transgender)
im tired of people who think marching, burning and vandalising monuments is not an appropriate way to protest because they rather defend a monument than our bodies
I'M JUST SO FUCKIN TIRED AND ANGRY BECAUSE OF HOW THEY HAVE TAKEN OUR RIGHT TO EXIST IN PEACE
i don't know what else to say, except that i really hope one day the international community talks about this more, especially all the gringos who have come to gentrify our country here and never show you this side of mexico
i will leave you the links for a movie and documentary you can see on netflix about the raw reality of women who dissapear on Mexico
Las Tres Muertes de Marisela Escobedo
documentary about Marisela Escobedo, a mother who searched for her missing daughter and was killed for it
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Ruido by Natalia Beristain
movie about a grieving mother searching for her missing daughter who finds a network of support as she connects with other women whose lives have also been disrupted by violence
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finally i leave you cancion sin miedo 💚💜
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thehearthofvincent · 11 days ago
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Dime que no me amas.
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Esta es mi foto favorita de mi papá. Fue tomada cuando él tenía unos treinta años. Pronto tendré esas edad, muchas veces me dijo que cumplir treinta años es una experiencia horrible. Me preguntó porqué pensó así de sus treinta. Mi madre me contó que cuando Iván, mi padre cumplió años lloró. Porque mi madre tenía cuatro meses de embarazo: se sentía insignificante frente a la responsabilidad de ser padre, no creía que iba a ser bueno, pensó que la enfermedad mental sería desde ya un fracaso. Yo siempre he pensando en la figura de mi padre como la de mi primer amigo y la de mi primer enemigo. Me enseñó, quizá demasiado pronto, el lenguaje del desprecio, del odio. Cosa terrible odiarse a uno mismo, como si fuera una sombra que oscurece cualquier lugar del mundo. Siempre he querido hacerle esta pregunta a mis seres amados, pero se me olvida una y otra vez: ¿Cuándo fue la ultima vez que te amaste verdaderamente a ti mismo? al ver mi vida en retrospectiva, noto como son contadas las veces en que me he sentido verdaderamente orgullosa de mí misma, donde de verdad me he amado por la persona que soy. Es mas siento que no han sido mas de dos veces y la última sucedió el último día de mayo del 2025. De por sí mayo fue un mes profundamente difícil. Quizá porque me di cuenta del amor que sentía y como éste no era correspondido. Me ha pasado varias veces que el amor que doy a veces es en vano, a veces no es observado, no es encarnizado, no es nada. O eso es lo que siento. Y cuando llegó el último día de mayo, pasó uno de mis grandes temores: Iba en el carro de un familiar a una reunión, yo iba en el asiento de atrás, bobeando, pensando en la música que escuchaba, cuando se sintió el ruido profundo y desgarrador de un perro: mi familiar habia pasado por encima del abdomen de un perro viejo que estaba tirado en el pasto, recibiendo los rayos del sol, intentando dormir, no escuchó la cercanía del carro, y lo inevitable pasó.
Cuando salí del carro y vi al perro en el pasto, sentí como un ataque de ansiedad se avecinaba. Hice lo posible por concentrarme en ayudar al perro, en buscar en internet que médico podía recibirlo, no importaba el gasto: estaba concentrada en salvarle la vida. Pero una familia opuso resistencia a que yo ayudara al perro: ella insistió en que el perro ya simplemente iba a morir, y que su agonía no debía arruinar la reunión familiar, la fiesta. Simplemente quería llevarlo lejos a una cabaña vacía donde muriera en unos minutos. Me gritó, me miró con odio, y ésta familiar solo recuerdo que dijo con fuerza abrumadora
«Cochina, usted esta obsesionada con la muerte».
Una vez dejaron el perro en la cabaña y esta familiar, histérica logró su cometido: que el perro no recibiera ayuda, y dejarlo para que la muerte llegara, por fin, se fue. Y lo único que pude hacer fue pedirle a una veterinaria que viniera a practicarle la eutanasia. Algo en mi interior me decía que nadie merece morir así: con dolor. Solo quería darle una muerte digna a un perro viejo que sin hacerle daño a nadie, estaba acostado en pasto recibiendo los rayos del sol. Me quede mirando al perro, la expresión de dolor y de agonía de su rostro. Y solo me quedó esperar, mientras un cachorro de la finca me acompañaba como un mensaje de la vida misma, incluso en la agonía había en la vida un cachorro el recordatorio de algún tipo de continuación. Tantos poemas que había guardado sobre la crueldad del mes de abril, me di cuenta mientras estaba al lado del perro esperando a que llegara la veterinaria, cuan desgarrador fue el mes de mayo.
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Nunca olvidaré a esa mujer que atendió a mi llamado. Que no solo trajo un medicamento especifico para que el perro viejo se fuese, sino otro medicamento que le quito el dolor innombrable que sentía en el interior de su vientre. No se debería tomar fotos de algo así, pero me niego a olvidar esa otra parte de la vida, que es la crueldad que esta familiar tuvo con un perro, que lo condenó a morir con dolor, que luchó hasta su última fibra de que no recibiera ayuda. Cuando el medicamento estaba tomando efecto en el cuerpo del perro, yo sostenía su rostro entre mis manos, y solo pude decirle cuanto lo amaba, cuanto lo sentía y que no iba a sufrir más. Ese fue el momento en que sentí amor por mí misma, más allá de cualquier otro logro, de un beso, o de un te amo de alguien. El amor más puro hacia uno mismo se encuentra en el amor puro que se le da a otro, y aunque he tenido la oportunidad de amar, nunca como ese momento. Hubo en mi una mezcla de dolor pero también de alivio y no pude evitar regresar al poema de Hugo Mujica: «Vi un perro negro muerto en la calle, aplastado en medio de la acera, manchado, porque nevaba. Vi la vida, allí mismo, y no había más que eso: la coartada del inocente: pagarlo todo. Sentí en la nieve la vida y me vi morir como un animal que se resiste hasta lo último hasta el deseo de ser rematado, hasta el gemido final, el que pide perdón por todo crimen ajeno: el que ha perdonado a dios». No sé muy bien como amar o recibir el amor. Mi padre rompió ese vínculo que tengo con el amor, siempre es difuso y extraño. Pero hay algo que si sé: el 31 de mayo de 2025 logré amarme a mí misma, supe cuan valiosa y sagrada es la vida para mí. Lo que soy capaz de defenderla. Lo que me duele cuando es pérdida. En verdad amo la vida, y yo soy parte de ese amor. Sin tantos ritos, sin tantos cálculos. A veces amé y me regresaron el amor de vuelta. A veces amé y no regresaron el amor de vuelta. Los regresos y los encuentros, la correspondencia, o el silencio. La ansiedad y la paz. La vida y la muerte. Todo esto que pienso solo lo puedo resumir en la última imagen que tengo del perro: Mientras esperaba a la veterinaria el perro veía los campos boyacenses, donde nació, donde corrió siendo arrullados por la lluvia, miro con detenimiento esa tierra que lo recibió en su vida, y que lo recibía en su muerte. A pesar del dolor, inclusive del mismo final inalterable: observó un paisaje que no volvería a existir ante sus ojos. El verdadero amor es ese: qué eliges mirar, qué eliges sentir, a pesar del final. Yo quiero pensar, padre, a pesar de que lloraste porque yo iba a nacer y no sabías que iba a ser de mi vida, quiero que sepas que me aseguraré de que mi historia, sea una historia de amor. Si la vida me da la oportunidad de amar a una amiga, a un amigo, a mi abuela, a mi hermano, a alguien que vive a siete horas de mí, o a un perro que estaba acostado en el pasto: yo iré al llamado de la vida de amar, a pesar de saber que no dure años, que salga mal, pero haber amado a aunque sea por unos instantes nunca es una perdida: siempre es un encuentro.
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